El Papa alertó de las dinámicas de corrupción que también están presentes en las categorías eclesiásticas y a las que definió como «una verdadera lepra que enferma y mata el Evangelio», al tiempo que llamó a los actores políticos y sociales a crear «alianzas» para dar una vida digna «a los más excluidos».
«Es tiempo que la nota distintiva de aquellos ungidos por sus pueblos para gobernarlos esté al servicio al bien común y no que el bien común este puesto al servicio de sus intereses. Todos conocemos las dinámicas de la corrupción que va por este lado. Y esto vale también para los hombres y mujeres de Iglesia; porque las internas eclesiásticas son una verdadera lepra que enferma y mata el Evangelio«, advirtió.
Pandemia en América Latina
El Papa hizo estas declaraciones en un videomensaje a la conferencia virtual organizada por la Pontificia Comisión para América Latina, la Pontificia Academia de Ciencias Sociales y el Consejo Episcopal Latinoamericano sobre los distintos escenarios que está dibujando la pandemia en América Latina.
El evento, que comenzó este jueves y que incluirá también ponencias del científico brasileño Carlos Nobre, que formó parte del equipo que ganó el premio Nobel de la Paz en 2007 o el economista Jeffrey Sachs, impulsor de un nuevo modelo sostenible con visos humanistas, se ha estructurado en torno al título ‘América Latina: Iglesia, Papa Francisco y los escenarios de la pandemia’.
El Papa espera que quienes tengan una función de liderazgo aprendan «el arte del encuentro» y no lleguen a «propiciar ni avalar o utilizar mecanismos que hagan de la grave crisis una herramienta de carácter electoral o social».
Vida digna
El Papa insta de esta manera a inspirar caminos y despertar procesos para «garantizar una vida digna a nuestros pueblos, especialmente a los más excluidos, a través de la vivencia de la fraternidad y la construcción de la amistad social».
El pontífice dejó claro que al hablar de «los más excluidos» no se refiere «como diciendo dar la limosna a los más excluidos, o como un gesto de beneficencia» sino como un concepto interpretado en «clave hermenéutica».
Y aseguró a este respecto: «De allá tenemos que empezar, de toda periferia humana, de toda, si no empezamos de allá nos vamos a equivocar. Y esta quizás es la primera depuración del pensamiento que tenemos que hacer«.
Así ha mostrado su preocupación por aquellos que «además de sufrir el embate de la pandemia», ven «con tristeza que el ecosistema de su entorno está en serio peligro por los incendios forestales que destruyen extensas zonas como el pantanal, la amazonia, que son el pulmón de América Latina y del mundo».
Además ha incidido en los «efectos devastadores» que la pandemia está teniendo en el ámbito económico y social y ha lamentado que será así «por mucho tiempo». Por ello, ha pedido «atención solidaria y propuestas creativas» para alivianar el peso de la crisis del mismo modo que ha instado a retomar la conciencia de la «pertenencia común» a una misma familia humana.
Conciencia de barrio
De este modo pueso en valor la solidaridad entre vecinos y reivindicó el concepto de «conciencia de barrio, conciencia de pueblo, conciencia de región y conciencia de casa común». De otro lado, ha denunciado «otros malestares» que afligían a la sociedad incluso antes de la Covid-19 como «la falta de techo, la falta de tierra y la falta de trabajo».
El Papa destacó a su vez que los pueblos de América Latina tienen «alma» y «supieron enfrentar con valentía» las crisis pasadas. En esta línea, llamó a recorrer el «camino de la solidaridad» y la «justicia» que son la «mejor expresión de amor y de cercanía».
Y aseguró: «De esta crisis, podemos salir mejores, y así lo han testimoniado tantas hermanas y hermanos nuestros en la entrega cotidiana de su vida y en las iniciativas que el Pueblo de Dios se generaron«.