El legado de Giammattei, Jimmy Morales y Otto Pérez: Guatemala entre los más corruptos de la región

  • Informe de Transparencia Internacional sobre el país muestra que la causa principal es la falta de independencia judicial; caída sostenida durante los últimos tres gobiernos.

El informe más reciente del Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) revela que Guatemala, y América en general, continúan enfrentando “serios desafíos en la lucha contra la corrupción”. Una de las razones que explicarían esta situación es “la falta de independencia judicial” que ha provocado un agravamiento de este panorama.

Este sensible tema provocó la llegada del presidente Bernardo Arévalo a la presidencia, pero aún enfrenta a un sistema judicial corrompido para promover impunidad, en un proceso que se aceleró desde el gobierno de Otto Pérez Molina y continuó con Jimmy Morales, hasta llegar a su punto más álgido durante la administración de Alejandro Giammattei, un ciclo de doce años.

En el informe global se destaca una mención especial hacia Guatemala, de la siguiente manera:

  • El declive que registra Guatemala (23 puntos sobre 100) es el resultado de tres gobiernos consecutivos implicados en prácticas corruptas. El Ministerio Público y el poder judicial se han utilizado para conceder impunidad a las clases dirigentes por sus prácticas corruptas y para atacar a quienes alzan la voz contra la corrupción. Esto dejó al Estado sin ninguna capacidad institucional para combatir la corrupción.

Dos tercios de los países de la región han obtenido una puntuación inferior a 50 sobre 100 en el IPC y, según el informe, ese debilitamiento del poder judicial “debilita el estado de derecho y promueve la impunidad de los poderosos y los criminales en perjuicio de las personas y del bien común”.

La dependencia del MP del poder ejecutivo y político del país se hizo evidente con las políticas seguidas para atacar judicialmente a «opositores» y luego el intento de impedir la llegada de Arévalo a la presidencia.

A lo largo de la última década, solo Guyana (Puntuación en el IPC: 40) y República Dominicana (35) han mejorado sus calificaciones, mientras que la gran mayoría de los demás países se han estancado o deteriorado significativamente. Canadá (76) y Uruguay (73), con sistemas sólidos de pesos y contrapesos institucionales, lideran la región en integridad. En contraste, Venezuela (13), Haití (17) y Nicaragua (17) registran los puntajes más bajos, caracterizados por una impunidad generalizada y la total falta de independencia judicial.

Falta de independencia, corrupción e impunidad

Según la investigación reflejada en el Índice de Percepción de la Corrupción, “la falta de independencia y transparencia en el Poder Judicial facilita la corrupción y la influencia indebida de élites políticas y económicas”. Esta situación compromete la capacidad de los sistemas judiciales para aplicar la ley de manera eficaz e imparcial, minando así el funcionamiento democrático.

Este es el señalamiento que se viene haciendo en torno a nuestro país por parte de la comunidad internacional y justifica el esfuerzo del presidente Bernardo Arévalo por lograr la salida de la fiscal general, Consuelo Porras, considerada como «artífice» del marco de impunidad que impera en Guatemala.

“En casos de cooptación extrema de jueces y fiscales por parte de las élites políticas, como se ha visto en Nicaragua (17), Guatemala (23) y El Salvador (31), el Poder Judicial se convierte en una herramienta para atacar a jueces y fiscales honestos”, señalan, y agrega que estos países han experimentado “manipulación” del Poder Judicial en procesos electorales, amenazando la democracia y consolidando dictaduras, como en el caso de Nicaragua.

La falta de independencia judicial, la corrupción y la impunidad afectan la confianza pública en el sistema judicial. “Esto, a su vez, desalienta las denuncias, ya que la institución se percibe como corrupta, poco confiable e insegura”, advierten.

Los más desfavorecidos ante esta situación serían “las mujeres, pueblos indígenas, afrodescendientes, minorías sexuales y migrantes”, quienes a menudo enfrentan discriminación en la búsqueda de justicia.

Los resultados de un poder judicial independiente: el caso de República Dominicana

Guyana y República Dominicana son excepciones notables, registrando mejoras significativas en sus puntuaciones en el IPC. La primera ha escalado 11 puestos desde 2015 y la segunda, 7 desde 2020.

República Dominicana (35) destaca como el único país en la región que ha experimentado avances notables en la lucha contra la corrupción desde 2021. En un corto período, ha logrado fortalecer la autonomía del Poder Judicial y de la Procuraduría General de la República, lo que ha permitido avanzar en la investigación de casos de corrupción significativa sin interferencias externas, según el informe.

En paralelo, el país ha llevado a cabo una profesionalización del Poder Judicial, mejorando la transparencia y promoviendo su modernización digital. Además, la labor de los medios de comunicación y las organizaciones de la sociedad civil ha desempeñado un papel clave al vigilar las acciones judiciales, sensibilizando a la opinión pública sobre los costos de la corrupción y demandando rendición de cuentas.

En Estados Unidos (69), las cuestionamientos sobre la integridad judicial surgieron debido a las débiles normas éticas de la Corte Suprema. Sin embargo, los poderes judiciales a nivel federal y estatal del país continúan operando de manera efectiva, sin interferencias por parte de los Poderes Ejecutivo y Legislativo.

Aunque se han presentado intentos de socavar la independencia del Poder Judicial a nivel federal y estatal, en gran medida han fracasado, y los casos contra personas con conexiones políticas siguen su curso sin interferencias sustanciales. Por ejemplo, las investigaciones contra un expresidente de Estados Unidos y el hijo del actual Presidente avanzan a través de procesos judiciales adecuados e independientes.

Guatemala entre los que han empeorado significativamente

Varios países de las Américas se destacan al descender en el ránking del IPC. Son los siguientes:

  • Santa Lucía (55): Ha descendido 16 puestos desde 2014
  • Nicaragua (17): Ha descendido 11 puestos desde 2014
  • Guatemala (23): Ha descendido 9 puestos desde 2014
  • Honduras (23): Ha descendido 8 puestos desde 2015
  • El Salvador (31): Ha descendido 8 puestos desde 2014
  • Argentina (37): Ha descendido 8 puestos desde 2019
  • Chile (66): Ha descendido 7 puestos desde 2014
  • Venezuela (13): Ha descendido 6 puestos desde 2014
  • Haití (17): Ha descendido 5 puestos desde 2017
Las violaciones de derechos humanos, otro factor en la mira

El Salvador (31) ha experimentado un descenso de cinco puntos en los últimos tres años, evidenciando retrocesos significativos en la lucha contra la corrupción. Este aumento en la percepción de la corrupción está vinculado a la influencia del Ejecutivo en la cooptación del Poder Judicial, la Fiscalía General de la República y el Poder Legislativo.

“Esta situación ha profundizado la impunidad en el país, ya que el sistema de justicia no avanza en las investigaciones contra funcionarios del gobierno actual”, explica el informe. Además, la falta de controles efectivos ha permitido que el presidente Nayib Bukele pueda buscar la reelección inmediata, a pesar de su inconstitucionalidad.

Honduras (23) también ha experimentado un debilitamiento significativo del sistema de pesos y contrapesos. La creciente influencia del Poder Ejecutivo en el Congreso ha facilitado el nombramiento de la Fiscal General por parte del Legislativo, careciendo de transparencia y siendo realizado de manera ilegal.

El país también enfrenta ataques cada vez más frecuentes contra la prensa y las organizaciones de base que buscan que el poder rinda cuentas, “consolidando una tendencia autoritaria en el norte de América Central”.

Guatemala «país a observar”

Guatemala (23) ha experimentado una disminución de 10 puntos desde 2012 debido a tres gobiernos sucesivos asociados con prácticas corruptas.

El informe destaca que las investigaciones llevadas a cabo por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) tuvieron un impacto significativo al dar lugar a la formación del «Pacto de Corruptos», “una alianza a favor de la corrupción compuesta por redes políticas y económicas cuyos intereses se vieron amenazados por las exitosas investigaciones de la CICIG”. Este grupo contribuyó a la propagación de la corrupción en el país, asegurando la impunidad de sus miembros al cooptar todas las instituciones y poderes del Estado.

En los últimos años, el uso político del Ministerio Público y del Poder Judicial para perseguir a aquellos que luchan contra la corrupción ha dejado al Estado “sin capacidad institucional para combatir la corrupción, otorgando impunidad total a las élites y redes corruptas por sus acciones”.

Además, en 2023, el Ministerio Público se utilizó como instrumento para intentar anular los resultados electorales que fueran adversos al «Pacto de Corruptos» en unas elecciones observadas por la Unión Europea y la Organización de los Estados Americanos.

El principal desafío para el nuevo gobierno, liderado por el presidente electo Bernardo Arévalo, será desmantelar las redes de corrupción que han cooptado al Estado guatemalteco y permitir que recupere sus funciones primarias, las cuales han sido gravemente dañadas por la corrupción.

El objetivo a futuro

A modo de conclusión, el informe del IPC señala que con urgencia, “la región de las Américas requiere un Poder Judicial más robusto e independiente para asegurar la justicia, enfrentar la impunidad y combatir el crecimiento de las redes de corrupción”. “Los procesos de nombramiento y destitución de jueces y fiscales deben ser transparentes, basados en la experiencia y el desempeño, evitando la interferencia de otros poderes gubernamentales”, dice.

“También es fundamental la apertura de las declaraciones de bienes de jueces y funcionarios públicos para prevenir conflictos de intereses y reforzar la confianza en el Poder Judicial”, explica asegurando que “los jueces y fiscales honestos deberían tener garantías para poder llevar a cabo su labor sin injerencias, presiones ni amenazas a fin de avanzar en las investigaciones e imponer sanciones”.

Con todo, insiste en que “es vital contar con recursos adecuados y asegurar una mayor cooperación internacional entre fiscales independientes de diferentes jurisdicciones para enjuiciar y sancionar la corrupción transnacional”.

Así que con “el fortalecimiento y la independencia del Poder Judicial en las Américas” son factores que a su parecer “contribuirán a la creación de sociedades más justas, orientadas al bien común y libres de corrupción e impunidad”.

(Con información de Antoni Belchi de la Voz de América redacción de Crónica)