El “Cordero Místico”, joya del arte flamenco, resucita en Gante

El «Cordero Místico», joya del arte flamenco, recobró su «fuerza», su «virtuosismo» y su «delicadeza» gracias a una minuciosa restauración que le devolvió transparencia a su cielo, luz a sus colores y decenas de detalles sepultados por el tiempo.

«¡El paisaje del ‘Cordero Místico’ se ha abierto! Feliz, soleado», se felicitó la responsable de la restauración, Hélène Dubois, durante la presentación de los paneles inferiores del retablo pintado por los hermanos Van Eyck en el siglo XV.

La restauración del elemento central del retablo conocido como «La Adoración del Cordero Místico» lo liberó de barnices y pinturas acumulados a lo largo de los siglos. «Recobramos el virtuosismo y la delicadeza», estima esta experta del Instituto Real del Patrimonio Artístico belga.

La renovación, efectuada en el museo de Bellas Artes de Gante (norte) desde hace tres años y que los visitantes pueden contemplar, sucede a la renovación de los paneles exteriores entre 2012 y finales de 2016. La restauración de los paneles superiores comenzará en 2021.

Los trabajos permitieron revelar las miradas de Hubert van Eyck que comenzó el retablo y de su hermano Jan que lo terminó 12 años después en 1432: los pies hinchados de los peregrinos, el polvo de su calzado, las gotas de agua en una fuente, las huellas en la tierra…

Y ello gracias a un trabajo de gran precisión, efectuado con escalpelo y microscopio, para restaurar el esplendor original del políptico de 4.4 metros de altura y 3.4 metros de ancho, que comprende un total de 20 pinturas.

Este técnica, que se prefirió al uso de disolventes considerados muy agresivos para quitar capas de pintura del siglo XVI ante el riesgo de dañar la obra, permitió que el animal protagonista recobre su autenticidad y su esplendor.

Cuatro orejas

Los repintados dotaron al cordero de un par de orejas adicionales. En los años 50, una restauración sacó a la luz las originales, pero no eliminó las posteriores, por lo que, hasta en 2016, el cordero contaba con dos pares de orejas.

«La eliminación de los repintados modificó por completo su fisionomía. Tenía una cabeza de oveja, sus ojos estaban de lado. Cuando se retiraron los repintados, descubrimos ojos que miran directamente hacia el frente», explica una de las restauradoras Marie Postec.

Para Postec, que califica a los hermanos Van Eyck como los «Vinci del norte», el cordero tiene actualmente «una presencia física y una mirada que interpela a los fieles, al espectador». «Recobró su fuerza de interpelación», agregó.

La simple limpieza de la cabeza del cordero necesitó dos semanas de trabajo al escalpelo, milímetro a milímetro. Trece restauradores, entre ellos especialistas de la policromía y de la madera, trabajaron tres años en esta parte del retablo.

Los paneles restaurados volverán a finales de enero a la Catedral de San Bavón de Gante, donde se expondrán dentro de una caja de cristal, si bien la fecha exacta del traslado se mantiene en secreto por cuestiones de seguridad.

La preocupación es legítima, máxime cuando, en 1934, un sacristán robó uno de los paneles del retablo, el de los Jueces Justos, que nunca fue hallado, una de las muchas desventuras de la obra confiscada por los nazis y guardada en una mina de sal austríaca antes de que los estadounidenses la recuperaran.

La restauración de la parte superior, que representa a un Cristo en majestad entre la Virgen y Juan Bautista, comenzará a inicios de 2021, tras una gran exposición en el museo de Bellas Artes de Gante en 2020 consagrada a Jan van Eyck.

«Esta tercera fase será la más difícil. Hay muchos repintados y brocados en relieve en hoja de estaño muy dañados», advierte Hélène Dubois. Una nueva aventura para la obra maestra.