Ronald Koeman abrazó a Lionel Messi y en ese momento todo parecía ir bien de nuevo, tras ganar a la Juventus por 2 a 0 en Italia en la Liga de Campeones, apenas 24 horas después de que el presidente azulgrana, Josep Maria Bartomeu, presentara su dimisión.
«Fue el partido más completo hasta el día de hoy», afirmó Koeman poco después, después de ver cómo Messi marcó un penal para culminar el miércoles una victoria sobre la ‘Juve’, que colocó a los azulgranas líderes en solitario de su grupo G de la Liga de Campeones.
La victoria puso un punto dulce, tras finalizar la víspera la difícil gestión de Bartomeu, que había acabado tensando las relaciones en el club, especialmente con jugadores claves del vestuario. Hasta casi se pudo detectar una ligera liberación en un equipo que mostró su mejor cara ante la ‘Vecchia Signora’.
Sin embargo, aunque parece que pocos lamentan la salida de Bartomeu, más difícil se perfila solucionar los problemas que aún aquejan al club.
Para los aficionados, la gran esperanza es que el cambio en la dirección permita que Messi continúe en el club azulgrana.
Cuando en agosto se le preguntó por qué quería irse, Messi afirmó que «no hay proyecto ni hay nada, se van haciendo malabares y van tapando agujeros a medida que van pasando las cosas«.
Él siempre pidió «un proyecto ganador» para el Barça, pero ese proyecto ganador que quiere Messi, especialmente para volver a conquistar la Champions, puede que todavía llegue tarde, incluso sin Bartomeu a los mandos.
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«Leo, aguanta»
Por eso seguramente la primera misión del nuevo presidente será convencer a Messi de que siga en el club azulgrana y algunos candidatos podrían centrar su campaña en este objetivo.
En este nuevo escenario, Messi podría encontrar su salida más difícil de justificar: «Leo, es un año, y luego viene gente nueva…», le había ya pedido su compañero Gerard Piqué, según reveló el central en una entrevista con La Vanguardia.
La nueva directiva llegará en tres meses como máximo, todavía con bastante temporada para ver qué dirección tomará la nueva directiva.
A ello hay que añadir que a medida que pase la campaña, podría haber más especulaciones sobre un posible nuevo entrenador.
Cuando se le preguntó el miércoles por la noche si la renuncia de Bartomeu puede cambiar su situación, Koeman dijo: «Si cambia algo en mi situación, me lo tienen que decir».
Pero no se puede perder de vista que Koeman fue contratado en lo más hondo de la crisis, por un presidente impopular, cuando otros candidatos no estaban disponibles o no estaban dispuestos.
Difícil situación económica
Koeman ha dicho que no será sustituido si esta temporada es un éxito, pero ¿quién define el éxito? Es probable que el listón para él sea alto.
La incertidumbre sobre el futuro de Koeman plantea interrogantes sobre el compromiso de los jugadores con él durante los próximos meses y el compromiso de la nueva directiva de respaldarlo con los fichajes que quiere, como Memphis Depay, en enero.
Aunque si no hay dinero para gastar, habrá pocas opciones. Bartomeu dejó un club que acaba de registrar pérdidas de 97 millones de euros (113 millones de dólares) la temporada pasada.
«La situación (económica) no es confortable«, advirtió este jueves Carles Tusquets, presidente de la gestora que llevará al Barça hasta las próximas elecciones.
Esto supone que los grandes dispendios que suelen acompañar a la llegada de una nueva era, no parecen probables, incluso aunque sea más fácil vender jugadores caros, en cuyo fichaje la nueva directiva no tuvo responsabilidad.
Antoine Griezmann, Ousmane Dembelé y Philippe Coutinho, fichados por unos 350 millones de euros (409 millones de dólares), podrían venderse a más bajo precio sin demasiado temor.
Pero sin un nuevo contrato firmado, Messi todavía puede irse gratis y esto es lo único que permanece igual en un club que ahora está en pleno cambio.