El biógrafo de Juan Pablo II defiende su figura en el caso MCcarrick: «Fue engañado por un mentiroso patológico»

El escritor estadounidense, George Weigel, reconocido biógrafo de san Juan Pablo II – de quien fue muy amigo-, defiende el papel del Papa polaco en la gestión del caso de Theodore McCarrick, designado arzobispo de Washington en el año 2000 y cardenal al año siguiente durante su pontificado a pesar de las acusaciones de abusos sexuales que pesaban contra él.

«No hay absolutamente ninguna evidencia en el Informe McCarrick que pruebe que Juan Pablo II nombrara de forma deliberada a un depredador sexual como arzobispo de Washington. Juan Pablo II cometió un error porque cuando lo engañó un mentiroso patológico», señala en una entrevista con Europa Press el prestigioso historiador y académico católico.

Weigel, autor de ‘Testigo de la esperanza‘, una de las biografías más completas de Juan Pablo II, lamenta que el informe publicado por el Vaticano que desvela el contexto y las decisiones de tres pontífices en la carrera eclesiástica de Theodore McCarrick esté dando lugar a conclusiones «precipitadas».

«Me temo que mucha gente está sacando conclusiones precipitadas debido a informes de prensa incompletos o sesgados. Juan Pablo II se equivocó, pero los santos son seres humanos y la santidad no es garantía de un juicio infalible sobre las personas o las situaciones», ha destacado.

Evidencias de un depredador

El informe publicado por el Vaticano pone en evidencia el papel de Juan Pablo II que abrió la puerta al ascenso eclesial de McCarrick, que actualmente con 90 años vive recluido en una comunidad de sacerdotes expulsados del ministerios, a pesar de los rumores de abusos.

La documentación compilada por la investigación de la Secretaria de Estado – bajo la petición de Francisco- desvela una cadena de errores e informaciones falsas que impulsaron la carrera en la Iglesia de McCarrick, nombrado arzobispo de Washington en el año 2000 y cardenal al año siguiente durante el pontificado del Papa Wojtyla.

Así detalla cómo Juan Pablo II pidió a 4 obispos, de los que no se revela el nombre, que aclararan los rumores sobre las conductas sexuales inapropiadas de McCarrick y que estos aportaron informaciones «no exactas» e «incompletas» que beneficiaban a McCarrick.

Además, McCarrick escribió en primera persona una carta a Juan Pablo II a través de su secretario personal, Stanislao Dziwisz, en la que defendía su inocencia y afirmaba que en su vida «nunca había tenido relaciones sexuales con ninguna persona, fuera hombre o mujer, joven o viejo, clérigo o laico».

A este respecto Weigel reseña: «La situación de McCarrick en el momento de su nombramiento en Washington era mucho más ambigua y turbia de lo que sugieren la mayoría de los informes de prensa, como el propio Informe McCarrick lo deja claro para cualquiera que tenga una mente abierta e imparcial».

Tormenta de críticas

El informe McCarrick ha suscitado una tormenta de críticas en algunos sectores, incluso dentro del mundo católico, al considerar que la figura del Papa polaco, quien fue canonizado en 2014, ha quedado empañada por las revelaciones del informe sobre los abusos del ex cardenal McCarrick.

Incluso el portal de noticias católico estadounidense National Catholic Reporter (NCR), uno de los instrumentos comunicativos del ala más conservadora de la Iglesia en ese país, ha llegado a pedir a la Conferencia Episcopal de Estados Unidos que «suspenda el culto a Juan Pablo II«.

En este sentido, el NCR, cercano a la figura del exnuncio de la Santa Sede en Estados Unidos, Monseñor Carlo Maria Viganò, que en 2018 propició una polémica al pedir la renuncia del Papa Francisco tras inculparlo de encubrimiento en el caso McCarrick, ha instado a la jerarquía episcopal Estados Unidos a debatir el culto al Papa polaco en su próxima conferencia anual, que tendrá lugar la próxima semana.

Astuto mentiroso

Para Weigel está claro que McCarrick «engañó a muchas otras personas a lo largo de los años, incluidas algunas de las que ahora lo atacan».

De hecho, el informe publicado por el Vaticano ha puesto en evidencia que el entonces nuncio Viganò desoyó las instrucciones del cardenal Marc Ouellet, prefecto de los Obispos, para abrir una investigación a McCarrick.

«Monseñor Viganò no dio los pasos indicados y, en consecuencia, no se puso nunca en condiciones de verificar la credibilidad del sacerdote. McCarrick continuó activo, viajando a nivel nacional e internacional», revela el informe del Vaticano.

Finalmente, Weigel defiende que la santidad según las enseñanzas de la Iglesia católica no exime de cometer fallos.

«Un santo es alguien que ha vivido una vida de virtudes heroicas. La virtud heroica no garantiza un juicio prudencial infalible. San Pedro, el primer Papa, cometió muchos errores de juicio, al menos uno de los cuales está documentado en el Nuevo Testamento».

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