El BCE se enfrenta al rompecabezas del repunte de la pandemia y una débil inflación

El Banco Central Europeo (BCE) debería preparar el terreno el jueves para nuevas intervenciones ante una economía que se recupera muy lentamente de las consecuencias de la pandemia de covid-19, cuya propagación continúa, estiman los economistas.

Durante su reunión de política monetaria, la institución de Fráncfort, que ya desveló un programa de urgencia de 1,3 billones de euros (1,49 billones de dólares) mediante la compra de deuda pública y privada, tratará las nuevas previsiones macroeconómicas, hasta 2022, una evaluación muy esperada del alcance de la crisis y un indicador del nivel de recuperación de la economía.

Pero su tarea se verá entorpecida por «uno o más bien tres rompecabezas«, según William De Vijlder, economista de BNP Paribas.

En primer lugar, porque la pandemia continua extendiéndose por el mundo y por Europa, donde parecía que lo peor había pasado, comportando restricciones de desplazamientos y de concentraciones de gente, que merman la actividad económica.

A continuación, porque la producción en la zona euro sigue siendo muy inferior a la de los niveles anteriores a la crisis, pese a un repunte del consumo.

La inflación continúa estando a un nivel muy inferior al que desea el BCE: en agosto incluso pasó a territorio negativo (-0.2%), reflejando la bajada del IVA en Alemania para apoyar al consumo, además de las rebajas de verano.

Esta tendencia podría prolongarse si el euro, que subió un 10% frente al dólar desde mediados de mayo, continúa encareciéndose. Y es que un euro fuerte hace que las importaciones sean más baratas, y perjudica a las exportaciones.

El objetivo de la inflación en el punto de mira

Los economistas atribuyen la buena salud de la moneda única al plan de recuperación de 750,000 millones de euros (840,000 millones de dólares) decidido en julio por la Unión Europea y que la presidenta del BCE, Christine Lagarde, había reclamado.

El reciente giro estratégico de la Reserva Federal estadounidense (Fed), que a finales de agosto anunció que quería tolerar una inflación superior al objetivo del 2% «durante un cierto tiempo» sin aumentar los tipos de interés, también puede ser una explicación.

«El objetivo del BCE de una inflación ‘cercana pero inferior al 2%’ parece bastante menos flexible que el nuevo enfoque» de la Fed, destacó De Vijlder.

Esto podría apoyar de facto al euro, «lo que haría todavía más difícil generar suficiente inflación», agregó.

Según los economistas, el BCE no tendrá más opción que seguir el ejemplo de la Fed, suavizando la definición de su objetivo de inflación. En enero, la institución había anunciado proyectos en ese sentido, pero a causa de la pandemia estos quedaron en suspenso.

De momento, el BCE quiere que la inflación remonte al 1.3% para 2022. Cualquier revisión a la baja de ese escenario «aumentaría la probabilidad de un estímulo monetario adicional«, consideró Carsten Brzeski, economista jefe de ING.

Respecto al PIB de la eurozona, prevé de momento un hundimiento del 8.7% este año.

El BCE podría mejorar levemente esa previsión, imitando al ministro alemán de Economía, Peter Altmaier, que apuntó la semana pasada que la recuperación de la primera economía de la región tenía forma de «V», caracterizada por una reactivación rápida después de una profunda caída.

Pero el BCE debería «subrayar, al mismo tiempo, el alto nivel de incertidumbre» que rodea a estas previsiones, según Brzeski.

Salvo sorpresas, el instituto monetario mantendrá probablemente su tasa de interés clave en su mínimo histórico y confirmar la continuación de la compra masiva de deuda, con el fin de mantener las buenas condiciones de financiación tanto para los hogares como para las empresas.

Tras la expansión, en junio, del Programa de Emergencia (PEPP), lanzado en marzo para hacer frente al impacto de la pandemia, la decisión de una segunda y última expansión podría producirse un poco más adelante, pero este año, vaticina Capital Economics.

Por el momento, la intención aprovechar al máximo el paquete de 1,3 billones hasta junio de 2021, si la situación no mejora mucho repentinamente.