El ballet de los talladores de hielo sobre un río helado en China

Antes del amanecer, avanzan sobre el río helado, que van a transformar en un tablero de ajedrez gigante. Objetivo: recoger los enormes bloques de hielo que se utilizarán, como cada año, en el más famoso festival chino de escultura sobre hielo.

La escena se desarrolla en Harbin, la metrópolis del nordeste de China, no lejos de la frontera rusa.

Temperatura exterior: -18 grados. Liu Yantao y sus seis compañeros comienzan a cortar la superficie del río Songhua con sierras circulares antes de separar los bloques con barras de hierro. 

A veces uno de los hombres pasa a través del hielo y termina en el agua fría. Pero el riesgo vale la pena para estos agricultores. Completan sus ingresos liberando los bloques que se convertirán en palacios y estatuas de hielo en el Festival de Hielo de Harbin, que espera a más de un millón de visitantes que se esperan cada año 

Liu y su equipo forman parte del centenar de labradores que deberán recuperar este año no menos de 170,000 m3 de hielo, cuatro veces el volumen de la cúpula del Capitolio de Estados Unidos. Cada día, los siete hombres desprenden 2,000 bloques de hielo, un trabajo que ejercen sin detenerse durante tres semanas, antes del amanecer y hasta mucho después del anochecer.

Estos agricultores, que cultivan maíz y soja el resto del año, obtienen 2,5 yuanes (0.30 euros, 0.35 dólares) por cada bloque de hielo, un gran rectángulo que mide 1,6 metros de largo por 40 cm de espesor y que pesa 400 kilos.

Chocolate gigante

Cada uno de ellos recibirá unos 500 yuanes (64 euros, 71 dólares) al día, una suma considerable en relación con los ingresos medios de la región. 

«En invierno no hay nada que hacer. La gente se queda en casa jugando mahjong (juego de mesa). A mí no me gusta apostar dinero, prefiero trabajar», explica Liu Yantao, de 36 años. «Como todos los precios aumentan, el dinero que gano aquí facilita un poco la vida», añade este padre de familia.

Desde hace más de diez años, recorre en invierno la superficie del río Songhua al frente de su equipo. Como con un arado, los hombres trazan largas líneas paralelas sobre el hielo con la ayuda de su enorme sierra eléctrica.

Horizontales y verticales, las líneas terminan dibujando un tablero del tamaño de dos campos de fútbol. En esta placa de chocolate gigante, plantan sus picos para despejar el hielo. Estos últimos son elevados a la superficie con una cinta transportadora semisumergida y se colocan en un camión mediante una carretilla elevadora.

Nadie nunca se ahogó

El frío, que puede alcanzar los -40°C en la región, no incita a conversar. Por no hablar de los riesgos del oficio, incluso si el hielo es espeso, los trabajadores se paran al borde de grietas en las que a veces caen los equipos de obra. 

Hay chalecos salvavidas, pero nadie los pone. «Si caemos, nos sacarán del agua los colegas», explica Liu Yantao. «Nadie se ha ahogado realmente».

Y no hay tiempo que perder pues la comida también viene del río. Estos talladores de hielo recogen en sus redes carpas que cocinan en un hornillo. Un poco de alcohol ayuda a preparar el almuerzo y a combatir el frío. 

Al igual que sus colegas, Liu Yantao no irá a admirar a partir del 25 de diciembre las esculturas expuestas durante dos meses en el Festival de Harbin, iluminadas por la noche por una sinfonía de luces multicolores.

A 290 yuanes (36 euros, 41 dólares), es decir, más de la mitad del salario diario, el billete de entrada es disuasorio. Liu Yantao verá el espectáculo de hadas en la televisión, orgulloso del trabajo realizado.