Costa Rica sigue con su tendencia democrática y Honduras será puesta a prueba, pero Nicaragua, El Salvador y Guatemala, viven bajo regímenes autoritarios intolerantes.
Gonzalo Marroquín Godoy
Se trata de tres presidentes muy distintos entre sí. Nayib Bukele les lleva gran ventaja a Daniel Ortega y Alejandro Giammattei, porque es un gobernante populista pero efectivo y está dando pasos en la dirección de lo que desean la mayoría de salvadoreño… al menos por ahora.
Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), dictadura es el régimen político que, por la fuerza o la violencia, concentra todo el poder en una persona o en un grupo u organización y reprime los derechos humanos y las libertades individuales.
Los tres mandatarios centroamericanos mencionados han logrado concentrar todo el poder en sus respectivos países y son represivos. Ortega, por supuesto, es el más kilometrado, porque lleva en el cargo 20 años –cinco en su primer gobierno– y se ha convertido no solo en el hombre fuerte de Nicaragua, sino que, además, es un magnate y poderoso hombre de negocios tras bambalinas, como antes lo hiciera otro dictador, Anastasio Somoza Debayle.
El dictador nicaragüense pareció despertar después de un tiempo en el que intentó vender una imagen pseudodemocrática, hasta que tiró su careta y se mostró tal cual es: tirano despótico intolerante. En los últimos años ha arremetido con todo y contra todos los opositores. A unos los mantiene en la cárcel y otros están en el exilio.
Para todo eso cuenta con un Congreso que hace las leyes que a él le sirven para reprimir, y luego le aplica la inexistente justicia a todos los que considera enemigos. Él podría decir que, para mis amigos los negocios y favores, y para mis enemigos la ley. Encarcela a quien quiere, expulsa ONG que no le gustan y persigue hasta la iglesia católica. Pero ¡ojo!, además casi ha terminado con la prensa independiente, porque así el pueblo no tiene derecho a saber lo que está sucediendo.
Bukele lleva menos tiempo en el poder, pero en medio de sus buenas acciones, se ha ido consolidando como un dictador. Se apoderó del Congreso, que le responde obedientemente y perpetró el asalto a la justicia. Lógicamente, entre las primeras resoluciones de la Sala Constitucional, se dio el fallo que permite la reelección presidencial, que antes no se contemplaba legalmente.
Tampoco le gusta la prensa independiente y su intolerancia es conocida. Poco o nada le importan los llamados de organismos de defensa a la libertad de presa. Los medios independientes sufren por el acoso del poderoso mandatario.
Como ha sucedido en el inicio de otras dictaduras, la popularidad de Bukele es abrumadora. Posiblemente no saque todas las uñas en este mandato, pero ya veremos su proceder en el segundo. Fujimori (Perú) era aplaudido y querido. Se reeligió y tenía todo el poder. La corrupción lo llevó al fracaso y a intentar un tercer período. Terminó en la cárcel.
A diferencia de los dos mencionados, Giammattei gobierna con una alianza oficialista. Sin embargo, al igual que aquellos, controla el Congreso y todo el sistema de justicia. Como sabe que su período es corto –aquí no existe la relección– ha principiado pronto la represión de aquellos a quienes considera sus enemigos o críticos.
La prensa independiente está bajo acoso y el caso más palpable ha sido el de José Rubén Zamora y elPeriódico, aunque hay muchas otras víctimas de persecución, incluso a nivel departamental, en donde los pequeños medios sufren la embestida de los poderes que emanan del grupo oficialista.
Hay una diferencia. Aquí se persigue de manera especial a quienes han luchado o luchan en contra de la corrupción. Por eso hay cerca de 25 operadores de justicia, periodistas y defensores de los derechos humanos en la cárcel, perseguidos judicialmente o en el exilio. Pareciera que cada día caemos en un profundo agujero que nos aleja de la democracia.
Ortega como Giammattei, cuentan con un poderoso aliado de medios. El empresario mexiano Ángel González, es utilizado muchas veces como el gran desinformador, para que las masas no reciban la noticia tal como es, sino que manipulada en beneficio del poder político.
Los canales de González están al servicio de los gobernantes de turno, sin importar si son democráticos o tiranías. De hecho, se lleva mejor con los segundos, como ha quedado demostrado en Perú, Ecuador, Argentina, Nicaragua y Guatemala.
En resumen, Centroamérica está marcada por el autoritarismo. No lo digo yo, lo dicen los hechos y lo reconocen organismos internacionales, los que han manifestado su preocupación y hasta su repudio por lo que sucede en cada uno de estos países.
Bukele tiene a su favor la popularidad (altísimo 86% de aprobación); Ortega, aunque controla a la mayor parte de la prensa, tiene pobre respaldo (37%); y Giammattei está por los suelos (19% favorable), igual que el zarandeado Pedro Castillo de Perú, los peor calificados de Latinoamérica.
La clave está en el despertar del ciudadano consciente y que se escuche su voz: ¡No a la tiranía!