El Anderlecht belga regresó el lunes a los entrenamientos, ante la «estupefacción» de algunos médicos y bajo un estricto control de las reglas sanitarias por la policía de esta ciudad de la periferia de Bruselas, según se dio a conocer este miércoles.
Mientras el campeonato belga está oficialmente terminado, después de una recomendación del consejo de administración de la Pro League (la decisión deberá ser ratificada por la asamblea general de los clubes profesionales el 24 de abril), el club belga más laureado optó por regresar a los entrenamientos «porque los jugadores lo necesitan».
A pesar de las condiciones sanitarias estrictas, la decisión suscitó críticas procedentes del ámbito médico.
El virólogo Marc Van Ranst calificó la decisión de «legal, pero una mala señal» en un país donde el confinamiento sigue vigente en lucha contra la crisis del COVID-19.
Un médico de la ciudad se dirigió al alcalde de la misma: «Es increíble. Va por completo en contra de las recomendaciones gubernamentales y de la opinión de los expertos», escribió el doctor Cumps al burgomaestre Eric Tomas.
Policías municipales velan porque durante los entrenamientos los jugadores respeten las consignas de distancia entre personas.
El club, octavo en el campeonato, explica que el terreno de entrenamiento está dividido en varias zonas. Cada jugador sólo puede moverse por una de ellas, y cada uno cuenta con su propio balón, estando prohibido abandonar esa zona y hacer pases.
El miércoles, Bélgica contabilizaba 4,440 muertos ligados al coronavirus para una población de 11 millones de habitantes.