El Alzheimer y el Parkinson afectan a hombres y mujeres de manera diferente, lo que influye en los tratamientos

Un creciente cuerpo de investigación revela que los hombres y las mujeres se ven afectados de manera diferente por enfermedades cerebrales, como el Alzheimer y el Parkinson, por lo que los investigadores instan a sus colegas a recordar esas diferencias al investigar tratamientos y curas, según publican en la revista ‘APL Bioengineering’.

Los científicos de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, destacan que ese creciente cuerpo de investigación sugiere que las diferencias sexuales juegan un papel en la forma en que los pacientes responden a las enfermedades cerebrales, así como a la esclerosis múltiple, la enfermedad de las neuronas motoras y otras dolencias cerebrales.

Ese es un progreso de hace unos años, señala Alisa Morss Clyne, directora del Laboratorio de Cinética Vascular de la universidad. «He trabajado con células vasculares durante 20 años y, hasta hace unos cinco años, si me preguntaras si el sexo de mis células importaba, te habría dicho que no», reconoce Clyne. Pero luego, trabajó en un estudio difícil en el que aparecían datos «por todas partes».

«Separamos los datos de las células por sexo y todo tenía sentido –explica Clyne–. Fue un despertar para mí que deberíamos estar estudiando esto».

Barrera hematoencefálica

Los cambios están asociados con la ruptura de lo que se llama la barrera hematoencefálica, un borde de células que evita que el tipo incorrecto de moléculas en el torrente sanguíneo ingrese al cerebro y lo dañe.

La investigación publicada ha mostrado diferencias en las barreras hematoencefálicas de hombres y mujeres. Algunas de las investigaciones sugieren que la barrera puede ser más fuerte en las mujeres que en los hombres, y las barreras en hombres y mujeres se construyen y se comportan de manera diferente.

Eso podría influir en las diferencias conocidas en los sexos, como que la enfermedad de Alzheimer es más frecuente en mujeres mayores que en hombres, mientras que el Parkinson afecta a los hombres con más frecuencia y tiende a hacerlo de manera más grave.

Los autores señalan que esperan que su artículo sirva como un recordatorio para los investigadores, no solo en su propio campo, sino en todas las ciencias, que tener en cuenta las diferencias de sexo conduce a mejores resultados.

«Creo que ha habido un despertar en los últimos 10 años más o menos que no se pueden ignorar las diferencias de sexo –resalta Clyne–. Mi objetivo es inspirar a las personas a incluir las diferencias de sexo en su investigación, sin importar qué investigación estén haciendo».

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