El gobierno de Donald Trump anunció este lunes que no va a expulsar a un grupo de niños migrantes que estaban detenidos en un hotel para su deportación y cuyo caso denunciaron varias organizaciones de derechos humanos, incluyendo la CIDH.
La organización Texas Civil Right Proyect denunció la semana pasada que el gobierno Trump empleaba la cadena de hoteles Hampton Inn & Suites en varias localidades fronterizas para detener a niños migrantes antes de su deportación para evitar dejar un rastro judicial.
El viernes, la organización denunció al gobierno y este lunes el Departamento de Justicia indicó al tribunal de Washington DC que los menores que estaban en el hotel el 23 de julio y que todavía estén van a ser sometidos a los procedimientos migratorios y no serán expulsados.
Según organizaciones de derechos humanos, unos 200 niños fueron retenidos en hoteles para después ser deportados entre abril y junio.
«Agujeros negros»
Texas Civil Right Proyect afirmó que los hoteles se habían convertido en «agujeros negros de información para que la gente detenida no pueda buscar ayuda».
También denunció que los migrantes colocaron carteles en las ventanas diciendo que no tenían acceso al teléfono y pidiendo «ayuda».
Este lunes la organización celebró el freno de la expulsión de los niños e informó que fueron transferidos a la Oficina de Reasentamiento de Refugiados.
«Esto es claramente una admisión de mala conducta por parte del gobierno de Trump», dijo la organización.
Violación de derechos
Cuando se conoció esta práctica, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó su preocupación y señaló a EE. UU que la detención de niños y adolescentes no acompañados «es una violación a sus derechos».
El gobierno de Trump mantiene una línea dura contra la inmigración y en 2018 implantó una política de «tolerancia cero».
Esta medida implicó la separación de miles de niños de sus padres en la frontera.
Ante la ola de indignación, el mandatario tuvo que suspender su aplicación.