EE. UU. entra en recesión tras histórica contracción del PIB en el segundo trimestre

La economía de Estados Unidos registró una contracción histórica en el segundo trimestre por los efectos devastadores de la pandemia en el consumo y en las empresas, con magras expectativas en un momento en que el virus avanza sin control. 

El Departamento de Comercio informó que en el segundo trimestre la contracción fue de 32.9%, lo que marca el peor desempeño de la historia, desde que comenzaron los registros en 1947. 

Estas cifras son más alentadoras, no obstante, que las previsiones de los analistas y que el Fondo Monetario Internacional (FMI), que coincidían en anticipar que la contracción alcanzaría un 35%.  

El frenazo fue tan fuerte que quedó incluso lejos del récord anterior, una contracción del 10% en 1958. 

El Departamento de Comercio indicó que «la caída del PIB refleja la respuesta a la COVID-19, que implicó medidas de confinamiento entre marzo y abril, que fueron parcialmente compensadas por la reapertura de una parte de la actividad en algunas regiones del país en mayo y junio«. 

A menos de 100 días de las elecciones presidenciales, Donald Trump sigue sosteniendo la tesis de una recuperación acelerada en los últimos trimestres, pero el avance del virus y de los casos en las últimas semanas parecen apuntar en otra dirección. 

Su rival, Joe Biden criticó en un comunicado que la profundidad de esta devastación «no es un acto de Dios«, y señaló que es un fracaso del «liderazgo presidencial». 

«Si el presidente Trump hubiera tomado una acción inmediata y decisiva, decenas de miles de vidas y millones de empleos nunca se hubiesen perdido», afirmó el exvicepresidente. 

Estas cifras publicadas el jueves muestran el crecimiento anualizado por lo que no son comparables con los indicadores que usan otras economías avanzadas, que comparan un trimestre con el mismo periodo del año anterior.

Con estos resultados, Estados Unidos registra su segundo trimestre consecutivo con una contracción del PIB, lo que marca que el país entró en recesión. 

En el primer trimestre, el PIB de la segunda economía se había contraído 5% por el efecto de las primeras medidas de confinamiento impuestas a mediados de marzo. 

Con respecto al segundo trimestre de 2019, la caída es de 9.5%, un desempeño comparable con las de los países europeos que también fueron golpeados con fuerza por la crisis sanitaria y económica. 

La contracción se debe en gran medida a la caída del gasto en consumo, que es el principal motor del PIB y que se desplomó 34.6% en el segundo trimestre. 

Los gastos en servicios, un sector que sufrió de lleno el golpe de la crisis, bajaron 43.5%.

En tanto las inversiones privadas cayeron un 49%. 

Estados Unidos es el país del mundo con más muertos por la COVID-19 con más de 150,000 fallecidos, y el miércoles registró un récord de 1,200 muertos en 24 horas. 

Siguen los despidos

En tanto, el Departamento de Trabajo publicó otro dato preocupante sobre la economía, que evidenció la continuidad de los despidos.  

Las cifras de la semana finalizada el 25 de julio mostraron que los nuevos desempleados sumaron 1,43 millones, un incremento de 12,000 con respecto a los números revisados de la semana anterior. 

Los datos muestran un mercado laboral en modo de «estancamiento», destacó en Twitter Jared Bernstein, un experto del Center on Budget and Policy Priorities. 

Estados Unidos ha registrado un aumento de las solicitudes de ayuda por desempleo desde que los negocios comenzaron a cerrar a mediados de marzo por el confinamiento para intentar frenar la expansión del virus para el cual no hay cura. 

Ese mes, este indicador marcó un máximo histórico y luego comenzó a mejorar, antes de volver a subir paulatinamente a principios de julio.

Los datos dan cuenta de una situación difícil en momentos en que se negocia en el Congreso sobre un nuevo plan de ayuda para estimular la economía, a pocas horas que expire la entrega de un monto de 600 dólares mensuales para los desempleados.

El vicepresidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Neil Bradley, calificó los indicadores como «impactantes». 

Estos datos «deberían obligar al Congreso a actuar» rápido para dar más ayuda a los trabajadores y las empresas, dijo.