Disputa de Taylor Swift con su antiguo sello discográfico muestra las tensiones sobre la propiedad musical

La cantante Taylor Swift acudió a sus millones de fanáticos en redes sociales para presionar a los jefes de su antiguo sello discográfico, a quienes acusa de ejercer un «control tiránico» sobre su música.

El último movimiento de la superestrella mundial ha reavivado su enemistad pública de meses con Big Machine Label Group, señalando una vez más el viejo problema de la industria de la música sobre quién guarda las llaves del trabajo de un artista.

La cantante pop de 29 años, conocida por su calculadora estrategia en redes sociales, publicó un texto en Tumblr el jueves por la noche acusando a los jefes de Big Machine de impedir que actuara en televisión. 

La cantante aseguró que la discográfica había advertido a su equipo que ella no estaba autorizada a cantar sus viejas canciones en la televisión. 

Swift se prepara para hacer una aparición este mes en los American Music Awards, donde recibirá el galardón de artista de la década. También lanzará un documental en Netflix.

Según ella, los dos fundadores de Big Machine, Scooter Braun y Scott Borchetta, le dijeron que tendría que «volver a grabar» su música antes de tener de nuevo el derecho a interpretarla «el próximo año». 

Este verano, Swift comenzó una disputa pública con Braun sobre la compra de su anterior sello por parte de Big Machine, lo que le dio a esta última una participación mayoritaria sobre las grabaciones maestras de los primeros seis álbumes de la cantante.

Swift se comprometió a recuperar el control de esos álbumes volviendo a grabar sus temas, lo que legalmente podría comenzar a hacer en noviembre de 2020, según dice.

En su publicación, donde pidió apoyo de sus fans y compañeros artistas, Swift aseguró estar siendo acosada por Braun y Borchetta.

Ambas partes coinciden en que tienen abierta una disputa millonaria, pero no están de acuerdo sobre quién debe qué.

Swift está ahora en Universal, con un contrato bajo el cual ella es dueña de su trabajo. 

Los masters de Prince

El propietario de los derechos de las grabaciones originales, un material único en su tipo que puede ser utilizado para crear vinilos, CDs y copias digitales, puede determinar cómo se reproducen y venden las canciones.

Las compañías discográficas casi siempre han conservado esos derechos, justificados por los riesgos financieros que toman al apoyar a los intérpretes en sus contratos.

La fallecida leyenda Prince defendió los derechos de los artistas en la década de 1990, rebelándose contra su sello Warner por el dinero y control de su música.

«Si tú no controlas tus másters, ellso te controlan a ti», dijo la superestrella a Rolling Stone en 1996.

Demanda de autonomía

Swift ha reavivido el debate sobre la propiedad de la música en una era donde el streaming manda, y los artistas jóvenes que conocen las redes sociales exigen cada vez más autonomía.

«Algunas empresas están ocasionalmente dispuestas a hacer cosas que han sido contrarias a la forma en que funciona su modelo de negocio», explica Larry Miller, director del programa de negocios musicales de la New York University.

Aún así, Miller dijo que los principales sellos discográficos retienen influencia cuando se trata de crear estrellas. «En 2019, cualquiera puede hacer una pieza de música hoy en su computadora portátil».

Pero «hay una gran diferencia entre ser teóricamente reconocible y tener un ejército de personas para convertirte en el artista más grande», dijo.

Swift, sin duda una de las artistas mundiales más grandes, asegura que su postura es en parte para dar voz a músicos menos poderosos.

«Creo firmemente que compartir lo que me está sucediendo podría cambiar el nivel de conciencia de otros artistas y potencialmente ayudarlos a evitar un destino similar», dijo.

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