Entrevista con: Rolando Yoc, experto en resolución de conflictos.
Los diálogos, dice el entrevistado, permiten a la sociedad trasladar sus más sentidas necesidades a las autoridades, para que se elaboren políticas de Estado. Lamentablemente no ha habido voluntad para cumplir los acuerdos alcanzados. La discusión actual para reformar el sistema de justicia, abre una valiosa oportunidad, sobre todo porque la población está empoderada y se ha dado cuenta de que unidos pueden empujar los cambios que la nación necesita.
Rodrigo Pérez
Sin resultados concretos
A la luz de los últimos resultados generados por las investigaciones del Ministerio Público y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, hemos podido encontrar que durante los últimos 30 años el Estado ha sido cooptado por grupos que nunca han generado programas de trabajo para reducir la pobreza, la ruralidad y otros flagelos que conocemos actualmente. El problema de fondo es que no hubo ningún interés por resolver las dificultades de los guatemaltecos. La sociedad no ha encontrado en los distintos estamentos del Estado —los tres poderes— una respuesta contundente y los diálogos no han sido una respuesta para unificar criterios como Estado y sociedad, para reducir los males que nos aquejan.
Nula voluntad política
Nunca hubo voluntad política para cumplir los acuerdos de los diálogos. Fueron solo un mecanismo cosmético para reflejar que la democracia formal que había, era el camino que había que agotar. Pero desafortunadamente han prevalecido los privilegios y las distorsiones, que lo único que han hecho es profundizar aún más las condiciones precarias en todos los niveles. Hay entre la población un sabor muy trágico y amargo de que este tipo de instancias solo son un mecanismo meramente formal, porque al final tampoco aglutina a todos los sectores del país, pues se empiezan a ver los mismos rostros que han estado durante 10 o 15 años haciendo propuestas que no se traducen en la mejora de las condiciones de vida de la población en general.
Oportunidad de oro
El actual Diálogo por la Justicia tiene características alentadoras. Quienes están convocando —Ministerio Público y Comisión Internacional Contra la Impunidad— tienen el beneficio de la duda por la actuación que han tenido. Desde el 16 de abril de 2015, distintos sectores y clases económicas encontraron que la única forma de poder construir un país incluyente es participando. Pero si no se tiene cuidado —los distintos sectores organizados y la población— de cuidar este pequeño espacio en el que debemos incidir, tendremos que reconocer que solo será uno de los tantos esfuerzos que se ha dado, al final de cuentas, en deterioro de la población. No hay fórmula mágica para blindar los acuerdos que se alcancen, pero no hay que olvidar que la movilización social es fundamental. Aquí no hay recetas mágicas, la población tiene que sumarse a este tipo de eventos, participar e incidir.