DANILO ARBILLA: Buenos progresistas

“Son tiempos difíciles para los buenos progresistas”,  acaba de descubrir el presidente ecuatoriano Rafael Correa, a la luz de los resultados de las elecciones del pasado domingo 19 en que “su” candidato no logró vencer en primera vuelta y  le espera una más que incierta segunda vuelta  el próximo 2 de abril.

Correa sabe leer los datos de la economía real. Es consciente  que  ya termino el  “viento a favor” y conoce bien el estado de situación de la economía del Ecuador( accede a los números sin ningún tipo de censura). Resolvió, en consecuencia, dejarle la posta a otro y él irse a  descansar  y  a vivir tranquilo con su familia a Bélgica.  Sin que nadie lo moleste (en principio, habrá que ver).

Por ahora no le ha salido como confiaba. Y las perspectivas no son tan buenas.

Según una encuesta Guillermo Lasso (CREO), el candidato opositor que salió segundo con el 28,1%, le ganaría en la segunda vuelta ( 52,1 % contra un 47,9 %) al candidato oficialista Lenín Boltaire Moreno. Este, con el 39,3% de los votos fue quien salió primero en las elecciones del domingo 19, pero no llegó al 40% imprescindible para evitar el “balotage” y alcanzar la presidencia directamente. Por tan solo un 0,7 %.

Ese tan pequeño porcentaje justifica el reconocimiento unánime al Consejo Nacional Electoral (CNE) del Ecuador, a los “observadores” del exterior y  a las propias Fuerzas Armadas ecuatorianas que, según trascendió, ya previamente remarcaron su decisión de garantizar unas “elecciones limpias” ( sin la chance de admitir incluso un “error” del  0,7%). Es bueno resaltar además la buena performance de la encuestas.

Pero por ahora nada está dicho. La última palabra la tendrán los ecuatorianos el día 2 de abril.

Si gana el opositor Lasso, tras los festejos del triunfo ( y la derrota de Correa), al día siguiente deberá hacerse cargo de la herencia “progresista”. Tendrá que destapar el tarro, y recién ahí sabrá cuán mal huele. Los “buenos progresistas” tienen tiempos difíciles, como dice Correa, pero tuvieron tiempos muy fáciles durante los que hicieron populismo a gusto y gana –“  despilfarraron mas de lo que robaron ” al decir de Macri en España- , dejando las economías en ruinas como ha ocurrido en la Argentina y Brasil y ocurrirá en Venezuela y otros países manejadas por “ buenos progresistas’. Los tiempos difíciles entonces son mas precisamente para quienes ahora tienen que hacerse cargo de lo que han dejado.

Al propio Moreno, si llegara a ganar, le va a ser  difícil. Con una economía en caída, muy endeudada,  sin la “fuerza parlamentaria” que tuvo Correa y seguramente con casi un 50 % de los ecuatorianos en contra, mas la obligación casi ineludible de encarar el tema de la corrupción ( Odebrecht y  algunas cosas más que van a saltar), la tarea se le va a hacer incómoda al heredero.

El que si va a estar cómodo  es Correa que una vez deje el bastón de mando se va a vivir a Belgica de dónde es su esposa.

 Correa ,mientras tanto maldice el resultado electoral –  solo 0,7 %, no es para menos-  al opositor Guillermo Lasso y por supuesto  a los periodistas y a la prensa  “ indecente”  “ que genera caos” ( en esto también igualito a Trump).

 Se jacta de haber “ ganado” el plebiscito, que se votó en forma simultánea, por el cual se impide a gobernantes y funcionarios públicos tener cuentas en paraísos fiscales (no incluye Bélgica desde luego).Fue una iniciativa suya con un triple intento: legitimar su participación en la campaña, confundir al electorado y arrimar agua para Moreno, y posar como un adalid de la anticorrupción. Pero no lo fue tan bien: solo tuvo el  54,9 de apoyo una propuesta que era como elegir entre ser rico y sano o pobre y enfermo . Mas de 4 de cada 10 ecuatorianos  no “compraron” el espejito.

 Además  Correa amenaza con “ volver” – da por hecho que se va- si gana  Lasso y si es necesario . ¿A hacer qué? .  Puede que procure curarse en salud. No hay nada como estar activo en la política y buscar ampararse en la condición de “perseguido político” para neutralizar a jueces y fiscales y escapar de la Justicia (ver Lula y Cristina Kirchner).

 La cuestión no es, entonces, si Correa decide volver, si no, si lo obligan a volver.

 Esto es: para rendir cuentas.