El exmandatario Rafael Correa, quien está en Bélgica y enfrenta varios procesos judiciales con órdenes de captura, anunció el martes que será candidato a la vicepresidencia de Ecuador en las elecciones de febrero por una coalición de izquierda.
«Acepto con alegría esta nueva responsabilidad, que no la he buscado, ni siquiera la he deseado«,
expresó Correa tras ser presentado como candidato por el frente Unión por la Esperanza (UNES) en una transmisión por Facebook.
Sin embargo, aún es incierto si el exgobernante (2007-2017) podrá concretar su postulación.
Además de los procesos judiciales -ninguno con sentencia en firme- deberá esperar a que el Consejo Nacional Electoral (CNE) habilite su aspiración al segundo cargo político del país.
Correa acompañaría al economista Andrés Arauz, de 35 años, uno de sus exministros que se postula a la presidencia por UNES, que reúne a varios partidos y organizaciones de izquierda como grupos de indígenas y sindicatos.
«Acepto esta responsabilidad que me otorgan mis compañeros de participar como candidato a la vicepresidencia de la república por ese sueño colectivo que llamamos revolución ciudadana«,
dijo Correa, aludiendo a la forma en que fue conocido su gobierno.
Binomio de la esperanza
En la presentación del llamado «binomio de la esperanza», el expresidente socialista declaró que «el país vive uno de los momentos más duros de su historia».
«Pero no han logrado destruir nuestra esperanza (…) Es hora de la Unión por la Esperanza», añadió Correa, reelegido en 2009 y 2013.
Anotó que su propósito es «la de rescatar un país de las ruinas en la que lo ha dejado el peor gobierno de la historia».
«Por destruirme a mí, no les importó destruir nuestra tierra sagrada. Pero por ese desafío, acepto esta candidatura», remarcó el dirigente.
«Juicios espurios»
El exmandatario viajó a Bélgica -de donde es su esposa- apenas terminó su mandato en 2017 sin que entonces enfrentara proceso alguno.
La suprema corte ratificó hace un mes una condena a ocho años de cárcel por cohecho y la pérdida de los derechos políticos para el expresidente, en un proceso en el que fue juzgado en ausencia y que está en la última fase de casación, por lo que la sentencia aún no está firme.
Correa, de 57 años, también afronta una orden de captura para ser enjuiciado por el secuestro en Colombia de un opositor ecuatoriano en 2012, delito por el cual no puede ser procesado en ausencia.
En ambos casos alega su inocencia, con el argumento de que es un perseguido político del gobierno de Lenín Moreno, exvicepresidente y exaliado suyo.
«Aquí estamos pese a todos los inmorales obstáculos para impedirnos participar, juicios espurios (…) con tal de hacerle daño a Correa, de impedirle participar», sostuvo.
Ser o no ser
El presidente Moreno, cuyo mandato de cuatro años concluye en mayo, sacó adelante reformas legales para prohibir la reelección por más de una vez, lo que para los detractores de Correa incluso lo imposibilitan a aspirar a otros cargos.
El CNE señaló la semana pasada que aceptará las inscripciones electorales por Internet debido a la pandemia.
Pero también aclaró que en algún momento del proceso los candidatos deberán presentarse ante el organismo para confirmar
- «de manera expresa, indelegable y personalísima» que aceptan la nominación.
Si finalmente su candidatura es validada, Correa gozaría de inmunidad y podría, en teoría, regresar a su país para los comicios generales.
El exlíder de izquierda, aliado del brasileño Lula da Silva y del fallecido Hugo Chávez, entre otros gobernantes latinoamericanos,
- disfrutó de una popularidad nunca antes vista en Ecuador, pese a una férrea oposición que alertó siempre de sus derivas autoritarias.
Sin embargo, la ruptura con Moreno y la posterior división de la izquierda en el poder podrían haber menguado seriamente su imagen, según analistas.