CONTAMINACIÓN SIN SOLUCIONES DE FONDO

El domingo 6 de diciembre se hizo por onceava vez la campaña Démosle un abrazo al lago de Amatitlán. Sin embargo, la actividad no soluciona en lo más mínimo la contaminación del cuerpo de agua porque se asemeja más a especie de visita a un enfermo terminal, pero sin brindarle ayuda. Las verdaderas soluciones siguen sin aparecer.

Álvaro Alay / aalay@cronica.com.gt

 

Actividades deportivas, culturales y educativas forman parte  de la campaña Démosle un abrazo al lago de Amatitlán que se realizará el 6 de diciembre a orillas del cada vez más contaminado manto de agua.

Todas las actividades estarán enfocadas en concientizar a la población sobre la situación actual del cuerpo acuífero más cercano a la ciudad capital y de la necesidad de descontaminarlo.

Esta será la onceava vez que se realiza dicha campaña de sensibilización, la cual es encabezada por la Autoridad para el Manejo  Sustentable de la Cuenca  del Lago de Amatitlán (Amsa).

La actividad, sin embargo, no ataca los problemas de fondo –que brillan por su ausencia- y que día tras día contaminan al lago.

Hasta el momento Amsa ha sido incapaz de disminuir o por lo menos frenar la contaminación del cuerpo de agua, entre otras cosas, por contar con un escaso presupuesto para la magnitud del problema –Q60 millones actualmente-, falta de voluntad, ausencia de planificación y hasta por actos de corrupción.

El aval de Amsa al intento de la ex vicepresidenta Roxana Baldetti –actualmente en prisión preventiva por actos de corrupción-, de implementar un proyecto consistente en verter al lago 70 mil litros de una fórmula secreta para descontarminarlo y que resultó ser  una estafa, es quizá el ejemplo más reciente de esa  falta  de voluntad para combatir el problema y del intento de saqueo del Estado con la excusa de sanear al lago.

Esa fórmula de la cual no se podía dar a conocer sus  componentes, que iba a costar al país Q137.8 millones y de los cuales se dio un adelanto de Q22.8 millones, resultó ser según la Fiscalía de Medio Ambiente del Ministerio Público (MP), agua con sal en un 97 por ciento. Por si fuera poco, el proyecto se iba a implementar sin que existiera un estudio de  impacto ambiental y sin  las  licencias de salud respectivas.

Virginia Mosquera, investigadora del Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente (IARNA), asegura que el escándalo de la agüita mágica solo demuestra la falta de planificación que existe para descontaminar  el lago. Si realmente Amsa tuviera una planificación con objetivos y metas, sería algo de gran ayuda, pero no lo tienen, expone  Mosquera.

 

Ecosistemas degradados

Yuri Melini, director general del Centro de Acción Legal Ambiental y Social (Calas), asegura que no se puede pasar por alto que el ecosistema acuático esta degradado y que continua degradándose debido a que el Gobierno y Amsa no han implementado acciones adecuadas, tampco ambientalmente recomendadas y menos técnicamente fundamentadas.

Melini enfatiza que no hay voluntad política, porque el presupuesto para atender al lago no supera los Q60 millones y eso no es significativo –para la magnitud del problema-. Sin embargo, subraya, que si se iban a destinar Q137.8 millones para el proyecto del agua mágica que era antitécnico.

Y mientras la falta de voluntad política, la corrupción y la improvisación se imponen a las soluciones de fondo, las aguas cristalinas que una vez ocuparon el lago de Amatitlán se siguen contaminando.

Mosquera explica que actualmente lo que necesita el manto de  agua es que se traten las aguas residuales domesticas e industriales que los están contaminando. Un buen inicio sería presionar y lograr que las municipalidades del área metropolitana implementen plantas  de tratamiento.

Es por ello que el director de Calas recomienda que se debe aplicar la ley, implementar un plan serio de reforestación y un plan de manejo de los residuos líquidos; sin embargo, esto requeriría de una inversión por arriba de los US$2 mil millones e incluiría la recuperación del río Villalobos, así como el río Molino, plantas de tratamiento para alrededor de 2 millones de personas, entre otros.

 

Está bien pero…

Rescatar al lago es un proceso de largo plazo que necesita de altas inversiones económicas y, por supuesto, la voluntad  política. Si se empezara hoy a tratar seriamente el problema llevaría, por lo menos, 10 años para que se empiecen a ver resultados.

Es por ello que la campaña que se celebra el primer domingo de diciembre, aunque tiene buenas intenciones no es de gran ayuda y termina siendo, por decirlo de alguna manera, una especie de visita a un enfermo moribundo, pero sin auxiliarlo.

Desde el punto de vista de Melini la campaña es bien intencionada, pero no genera ningún impacto en la percepción ciudadana, tal vez la opinión de los vecinos que puede ser parte del problema, pero es un problema general de todo el departamento de Guatemala.

Esta campaña es bien intencionada pero a conciencia no cambia la realidad de los vecinos ni la realidad del ecosistema acuático, debido a que la responsabilidad que asumen las empresas, gobiernos municipales y funcionarios públicos, es nula, señala el director de Calas.

Ello también  es compartido por Mosquera quien asegura que no hay ningún cambio si se desarrolla o no esta campaña. Es más una estrategia de comunicación que se implementó hace más de 10 años, en el momento que llego una autoridad que tal vez fue la que más ha hecho en Amsa y quería dar a conocer lo que se estaba haciendo en ese momento, indicó la investigadora del Iarna.

Es por ello que pasado mañana se pedirá a la población amatitlaneca, que no es la única que contamina el manto  de agua, que dejen de verter basura y aguas residuales en el lago; se pegará el grito en el cielo, se rasgarán vestiduras y quizá se escuche un mea culpa, a la orilla de las aguas verdes y malolientes del cuerpo acuífero. Pero eso no detendrá y resolverá, en lo más mínimo, los graves problemas que están matando al lago.

La contaminación desde la ciudada capital, sigue fluyendo hacia la cuencia del lago de Amatitlán.