China exhortó el miércoles a Estados Unidos a no «jugar con fuego» con respecto a Taiwán, en un momento en el que un alto responsable estadounidense concluía su visita en la isla con un homenaje al expresidente Lee Teng-hui.
«Respecto a las cuestiones sobre los intereses fundamentales de China, algunas personas en Estados Unidos no deberían hacerse ilusiones y no jugar con fuego»,
declaró ante la prensa un portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores chino, Zhao Lijian.
China considera Taiwán como una de sus provincias y condena cualquier acto oficial entre la isla de 23 millones de habitantes y responsables extranjeros.
En un contexto de crecientes tensiones con Pekín sobre multitud de asuntos (pandemia, Hong Kong, derechos humanos, rivalidad comercial y tecnológica), el secretario estadounidense de Salud, Alex Azar, finalizó el miércoles una visita de tres días a Taiwán.
Azar es el más alto responsable estadounidense que viaja a esta isla desde 1979, año en el que Estados Unidos rompió relaciones diplomáticas con Taipéi.
El secretario estadounidense visitó este miércoles la tumba del expresidente taiwanés, Lee Teng-hui, y alabó el papel que jugó en la transición democrática de la isla. El expresidente falleció a finales de julio a los 97 años.
«El legado democrático del presidente Lee hará avanzar para siempre las relaciones entre Estados Unidos y Taiwán«,
escribió el ministro estadounidense en un mensaje de pésame.
En los años 1990, Lee fue el artífice de la transformación de Taiwán en un Estado libre y moderno tras décadas de dictadura, convirtiéndose así en enemigo del régimen comunista.
Fue una destacada figura del movimiento que buscaba reconocer la isla como un Estado soberano.
No es un estado independiente
La ONU no reconoce Taiwán como Estado independiente. Pekín amenaza con recurrir a la fuerza en caso de que Taipéi proclame oficialmente la independencia o de intervención exterior.
Washington y Taipéi presentaron el viaje de Azar como un encuentro para abordar las lecciones de la política taiwanesa en la lucha contra el coronavirus, que dejó menos de 500 casos y solo siete decesos en la isla, uno de los territorios que mejor gestionó la pandemia.