El club inglés de fútbol del Chelsea anunció este sábado que no impondrá reducciones de salarios a sus jugadores, pero les pidió que realicen donativos a organizaciones caritativas que estén trabajando en la lucha contra la pandemia del nuevo coronavirus.
«Por el momento, el club no dejará al primer equipo masculino en contribución financiera y el Consejo de Administración pidió a los jugadores concentrar sus esfuerzos en el apoyo a causas caritativas», afirman los ‘Blues’ en un comunicado.
Por su parte, otro club de la élite inglesa, el Aston Villa, indicó este sábado que sus jugadores habían aceptado «el pago diferido del 25% de sus salarios durante cuatro meses».
Arsenal, Southampton, West Ham y Watford habían anunciado ya en las últimas semanas acuerdos para bajar o aplazar los salarios, con el objetivo de preservar sus finanzas, en apuros por el parón de las competiciones.
El Chelsea indicó que hubo recientemente conversaciones entre el Consejo de Adminisración y los jugadores, cuyo «objetivo ha sido llegar a una colaboración para preservar los empleos del personal, indemnizar a los hinchas y participar en actividades para buenas causas».
«Valoramos el papel del equipo para ayudar al club en sus actividades comunitarias y caritativas, especialmente mediante #PlayersTogether, que apoya al NHS (Servicio Nacional de Salud del Reino Unido)», precisa el Chelsea.
La operación #PlayersTogether, lanzada por jugadores de la Premier League a principios de mes, busca recaudar y distribuir fondos para organizaciones que apoyan al NHS.
En un primer momento se contempló la posibilidad de que el Chelsea bajara un 10% el salario a sus jugadores, según la prensa inglesa. Una cifra claramente inferior a la propuesta de la Premier League de reducir un 30% los salarios de los planteles de la élite.
El Chelsea no recurrirá al paro parcial, un programa en el que se utiliza dinero público, para su personal no futbolista. Liverpool, Tottenham y Bournemouth terminaron renunciando a acogerse a ese programa de dinero público después del revuelo generado en la opinión pública británica.