El historiador y antropólogo opina a través de una entrevista con Crónica que las celebraciones de fin de año son sinónimo de alegría y de compartir con los seres más queridos en la época navideña. Sin embargo, con el pasar del tiempo, parece que estas costumbres corren peligro de desaparecer, por lo cual el experto considera que deben enseñarse a los demás para prolongar estas prácticas culturales.
¿Cómo es la interpretación del Día de los Santos en Guatemala? Aquí tenemos varios factores, uno de ellos, la situación de los muertos. Hay que decir que los muertos habitan con nosotros, forman parte de la vida real, y también es importante señalar que fueron los españoles los que trajeron este concepto.
Hay que tomar en cuenta que su llegada originó una época eminentemente gótica, medieval; por lo tanto, todos los elementos que vemos actualmente formaban parte de la vida de los pobladores de aquellos tiempos.
¿Cuál es la historia del fiambre? El fiambre, como lo dice su origen mestizo, es un plato frío, que se va a comer con los muertos. En el siglo XVI y XVII no había lugar sagrado para ellos, o eran las catacumbas, o eran los lugares sagrados que se disponían, que generalmente eran los atrios de las iglesias.
De este platillo, podríamos decir, se tiene noción en 1530, después del paso de la conquista y de la colonización.
¿Qué es lo que se acostumbra en el interior del país y en la capital? Hay un aspecto cultural que es único en el territorio guatemalteco, que es el de los grandes barriletes, que se realiza en Santiago Sacatepéquez, que es donde se originan todos los elementos, más que en el municipio de Sumpango.
Un barrilete es una construcción de toda una familia. El proceso de elevación se puede traducir como la búsqueda del alma, para que, después, pueda bajar y seguir formando parte de estos elementos fundamentales.
¿Hay diferencia en cómo se celebran estas fiestas en el interior y en la capital del país?
Sí, yo no quisiera decirle que es más autentico en el interior, pero no es lo mismo de acuerdo con las propias formas que se dan en las distintas regiones.
Últimamente se ha trabajado para ir describiendo cada uno de los platos y tradiciones que se realizan en el interior del país. El paso de las generaciones ha servido para prolongar más estas prácticas culturales.
¿Qué elementos se han perdido y se han implementado de las celebraciones chapinas? Yo diría que lo que se ha manejado ahorita es el nivel comercial deficiente de los elementos culturales, en temas como los platos típicos, que van perdiendo sentido, ya que hay muchas dificultades, como el precio de los ingredientes y cómo encontrarlos. Con tanta publicidad es imposible que las personas se preocupen con estos temas de la cultura chapina.
¿Por qué cree que la gente comparte al estilo de celebraciones americanas como Halloween, o noche de brujas?
Eso es producto evidentemente ligado con el mundo de la publicidad y de los disfraces de personalidades famosas. En estos barrios donde yo vivo, en esos días de celebración, se cerraban con comida, y se invitaba a los familiares y amigos.
Ahora, estas festividades americanas han hecho que se pierdan las costumbres propias de Guatemala y de Latinoamérica en general. Creo Halloween es, más que todo, una creación a partir de las fuerzas del comercio.
¿Cuál es el origen de las posadas y qué representan para el pueblo guatemalteco? En las posadas tenemos que tener muy clara la influencia del hermano Pedro de Betancourt, que era un franciscano terciario al que no le ayudó mucho la iluminación, por lo que nunca llegó a ser sacerdote.
Él recreaba prácticas que se implementaban en los pueblos. El término posadas significa el traslado de las imágenes caminantes, para el resto de la población.
Los elementos que se utilizaban, como los caparazones y demás artefactos, formaban parte del mundo prehispánico. Las posadas, para la población guatemalteca, significan la adoración para el niño que viene en camino.
¿Cree que se están perdiendo estas costumbres? Creo que se han estado perdiendo por la inseguridad que impera en el país. En el callejón de la cruz, que es donde yo nací, era alegrísimo, ahora, ya no hay posibilidad de eso, porque en cualquier momento aparecen los vándalos o criminales, generando temor en la población.
¿Cuál es el origen de los nacimientos? El nacimiento también es influencia del hermano Pedro, que fue quien creó el concepto que hoy conocemos, pues manejan todos los aspectos que existían en ese entonces para el proceso de hacerlo, como rodearlo de aserrín u otros adornos florales.
Son prácticas que son exclusivas para América Latina. Pero lo que más define a los nacimientos es la manera particular en que las familias los realizan, demostrando las concepciones culturales de cada generación familiar.
¿Desde hace cuánto se hace la elaboración del nacimiento? Esto se empieza a realizar a finales del siglo XVI y comienzos del siglo XVII.
¿Qué opina del árbol navideño? Es también un aspecto complicado. Esta tendencia la obtuvimos de la parte norte, y con la separación de lo que fue, en esas épocas, la religión católica y la protestante en el siglo XVI.
Aquí estoy de acuerdo con los argumentos de los ecologistas, de que no se utilice el corte de especies de flora para la celebración de estos festejos, no solo por el hecho de que Guatemala es uno de los países que tiene la mejor producción de abetos.
¿Por qué el concepto del árbol ha ganado mucho terreno aquí en Guatemala? El árbol se convirtió en elemento indudablemente comercial y lo han manejado los grupos hegemónicos que buscan que la población quiera tenerlo en su casa.
Tenemos que comprender los factores ecológicos que esto conlleva; prácticamente, si llevamos un árbol a nuestra casa, estamos dejando sin recursos a muchas personas que los necesitan.
Otro tema característico de estas celebraciones son los villancicos, ¿cuál es su origen? ¿Cuáles eran los que nunca faltaban en este tipo de festejos? Existen dos tipos de villancicos, uno que es absolutamente propio de la Iglesia, principalmente por fuentes europeas del siglo XIV, y otros que son propios de las culturas populares. Villancicos como el de ¡Ay!, Manolito eran los más conocidos.
Han desaparecido muchas cosas, por la situación difícil que estamos viviendo, mucha violencia. Las posadas que pasaban por mi casa antes la hacían niños, y era algo maravilloso, y ahora es algo muy difícil que esto pueda regresar.
¿Cómo ha evolucionado esta celebración con el pasar de los años? Para nosotros, el concepto del Año Nuevo era vestir al niño que había nacido, se sentaba, mientras los demás cantaban, se escogía el atuendo que iba a tener el recién nacido durante el día de celebración.
Desgraciadamente, estas costumbres se han ido desvaneciendo por los métodos puramente comerciales, como lo es el famoso hecho de comer uvas a medianoche.
Básicamente, muchas tradiciones se han ido perdiendo, incluso el hecho de comer tamal en estas celebraciones, que está siendo remplazado por la tradición del pavo.
¿Cuáles son las principales amenazas que pueden atentar en la desaparición de estas costumbres? Por un lado, es la enseñanza a la población de sus propias costumbres, y por eso estamos los historiadores y antropólogos, para esa enseñanza de tradiciones. Otro factor a tomar en cuenta es la coyuntura que estamos viviendo actualmente, es más grave todavía, porque es una violencia inusitada.
¿Qué cree que está haciendo el Estado para la conservación de estas tradiciones? No ha hecho nada, la verdad, porque estos son temas que están más relacionados con la familia, la preservación de generación en generación por los propios miembros del núcleo.
¿Qué se ha dejado de hacer? La necesidad de cambiar las cuestiones implica que hay que estar de acuerdo con los tiempos actuales, con la llegada de Internet y demás elementos de esa índole, se han perdido estas lindas costumbres.
Ni las universidades, que se supone que ahí está el futuro del país, ni el Estado hacen cuestiones para que la gente aprenda sobre su historia y sus elementos culturales.
¿Cuál es la importancia de estas costumbres para que se sigan implementando? Lo importante aquí es que las tradiciones nuestras son las que nos identifican como pueblo, ellas forman parte de nuestra identidad, de nuestras formas de contar las cosas, de nuestra manera de ser. La contrapartida de nuestra vida está en nuestras tradiciones. Si no entendemos y apreciamos estas costumbres, vamos a perder lo que la historia nos dejó.
¿Quiénes deben jugar un papel en la conservación de las tradiciones? Primero el Estado, que es fundamental, con apoyo del Ministerio de Cultura. En lugar de estar haciendo las tonteras que anda realizando, que se enfoque en la búsqueda de las tradiciones. Y no es un tema difícil, si ponemos también a las universidades para que apoyen a la causa.