Opinión/Eduardo Cofiño: Carta de respuesta a Paco

Por Eduardo Cofiño K

Jajajajaja…no se cuando fue que, el primero:  Pedro Cofiño y Gonzáles, vino a vivir a Antigua. Pero sabemos quienes eran sus padres en España, quienes eran sus hermanos en Guatemala. Y tengo anotado por allí el año en que falleció. Allí está su tumba, en el Cementerio San Lázaro.

Si vino muy joven habrá arribado allá por el año de 1840. A su hijo, mi bisabuelo (Pedro Cofiño García-Salas), lo fusilaron en 1908, coincidió con la muerte de  algunos de tus ancestros, por causa del tirano de turno, también. Todos los míos yacen enterrados en ese mismo lugar.

Construimos el Cementerio Privado San Lázaro (un monumento al hombre, en un monumento de la humanidad) y ahora ya todos sus descendientes estamos y estaremos enterrados allí. Incluso ahora que murió mi vieja, se trasladó a mi viejo al cementerio nuevo, para que estuvieran juntos. Yo soy de la quinta generación de la familia Cofiño en Guatemala.

Del lado de mis abuelas, todos son apellidos coloniales: Arzú, Echeverría –¿viste?, ¡primos!–, Duran, Ávila, Matheu (de Matheus, ingleses los cerotes), Gonzáles, García-Salas…somos puros chuchos de indio; pero es una buena mezcla de salsas europeas, principalmente.

Ahora que ya te escribo, aprovecho para escribir el artículo que corresponde y el cual había dejado relegado para ultimo momento, porque está muy triste la situación nacional, mundial, interplanetaria. Y uno, como columnista de opinión, tiende a escribir sobre ésto. Muy deprimente. Y sucede, al final, que todos opinamos lo mismo sobre lo mismo.

Como que no hubiesen miles de realidades.

Pero si hay un tema que me preocupa porque es a corto plazo para mejorar el largo plazo y es el tema de las hidroeléctricas. Porque allí hay problemas socio-económicos-ambientales, que cada año se complicarán aún mas.

Ya expresé mi iletrada opinión que la solución radica en socializar el capital: un acuerdo Gobierno-Iniciativa Privada-Comunidades Involucradas (pueden ser todas, todas las del país, en algunos casos). Yo le llamo el triángulo de oro porque involucra las tres fuerzas economicosocialesambientales mas importantes: Dios-Hijo-Espíritu Santo. Jajajajaja, ¿viste?, ya me estoy metiendo en temas de esos sobre los que escribimos todos.

Como que solo hubiera una realidad.

Pero, volviendo al asunto de las hidroeléctricas–mas para llenar espacio y utilizar conscientemente o no los 5000 caracteres permitidos. O, será que ahora, por estar Crónica en medio electrónico únicamente, quizás me dan mas libertad de expresión, a saber–, me tiene preocupado el asunto, desde hace algún tiempo,  también por múltiples razones, la primera de carácter ambiental, pues cualquier obra de ingeniería que se construya en estos países, tiene un altísimo grado o posibilidad de sufrir las consecuencias de un fenómeno natural imprevisto, precisamente por estar situados en esta franja volcánica y en la altitud y latitud donde está Guatemala: huracanes, inundaciones, deslaves, hundimientos, temblores y terremotos, erupciones volcánicas y hasta apariciones de espíritus. Y el Cambio Climático es una realidad, le guste a Trump o no. Eso significa que, con vistas al futuro, por ser Guatemala un país tan vulnerable (y por lo tanto, por lo mismo fue paradisíaco) y que las facturas ambientales por pagar no nos han llegado todavía,  pero llegarán, tendremos que pagar el precio. Hay un tema inacabable solo en este arista o componente del problema ecológico de las hidroeléctricas. Lo que si es cierto es que teóricamente (y en la realidad, también), es el medio de creación de energía eléctrica mas eficiente y cuyo impacto ambiental es prácticamente cero. Hasta ahí dejémoslo, por ahora.

Me preocupa que los inversionistas (los que ponen la papa, pues), los funcionarios gubernamentales y los habitantes (así, en general) no tengan (el triangulo perfecto, te decía atrás–¿o será: arriba?–) las reglas claras de la negociación (al final, en cualquier proceso, siempre hay una negociación final). Un Acuerdo para que todos ganemos. Entonces escribía que la fórmula era que el gobierno sirva de apoyo, intermediario, regulador y hasta socio minoritario puede ser. El pueblo pueda adquirir acciones y también que se les de una porción accionaria a la(s) comunidad(es) propietarias o involucradas. Que las comunidades también tengan que poner de su parte porque, por ejemplo, si el crecimiento demográfico del pueblo sigue en aumento, llegará un momento que la energía no alcanzará para darles a ellos y, además, para la venta, que es lo que se pretende, recuperar las inversiones y que haya ganancias para invertir mas, de eso se tratan los bussines, en primer lugar. El pueblo beneficiario también tiene que involucrarse en el manejo sostenible de la cuenca, en la reforestación, en los sistemas preventivos del manejo de la basura…

La iniciativa privada es clave, no solo por la inversión del capital, sino en el manejo eficiente y en el mantenimiento a perpetuidad que solo este sector puede realizar con competencia. Ya te imaginás que la maneje el gobierno, o la municipalidad…un desastre.

Un ejemplo perfecto del Triángulo de Oro es en aquella obra en que el gobierno pone los permisos y el dinero, la iniciativa privada los materiales y la ingeniería, y la comunidad la mano de obra. Como en la construcción de una calle vecinal.

En el caso de las hidroeléctricas, el dinero lo pone la iniciativa privada, pero El Triángulo sigue siendo el mismo.

Me preguntarás: ¿cuánto?. ¿Qué porcentaje de acciones a la venta?. ¿Cuánto para la Municipalidad?. ¿Cuánto para la comunidad adyacente?. ¿Cuánto, cuanto, cuánto…?

He allí el dilema. La realidad de cada proyecto es diferente, El Triangulo Perfecto solo funcionará si, en base a un Acuerdo de Procedimientos Macro (donde se defina el cómo–no el cuánto–, los lineamientos, las leyes y los procedimientos a seguir, porque cada caso, debido a lo que te decía del componente ambiental, cada caso es diferente), se pueda llegar a estos Acuerdos Interinstitucionales cuya filosofía esté basada en los principios de la Economía del Bien Común: ganar-ganar. Todos ganan. Como salía en las pirinolas. 

Lo que si es una realidad es que, en este momento, cualquier obra o inversión en hidroeléctricas que se retrase, detenga o –peor aún– se retire, es una gran estupidez para el futuro de esta nación.

¿Acaso creían que solo hay ésta realidad?

Te llegaré a visitar, pronto.