Calificando nuestro sistema político: ¿democracia o dictadura?


Hay un desencanto con el fallido sistema político que impera en el país, porque no responde a los valores democrático y sí a conceptos autocráticos dictatoriales.

Gonzalo Marroquín Godoy

Hace algunos días vi los resultados de una encuesta de la firma CID-Gallup realizada en al menos doce países latinoamericanos sobre el sentimiento de la población hacia la democracia, con un resultado que llama a meditar, pues la gran mayoría de guatemaltecos se muestra decepcionada de nuestro sistema político.

Apenas un 36% de la población prefiere la democracia a otra forma de sistema de gobierno.  Somos el peor país en lo que podríamos llamar solidez democrática, mientras que, para envidia nuestra, Costa Rica es el primer país con un 71% de su población creyendo que no hay otro sistema de gobierno mejor.

Eso me llevó a preguntarme de qué manera podríamos calificar nuestra democracia y entender a qué se debe ese desencanto. 

Busqué diez características que fueran fundamentales para el buen funcionamiento de una democracia y luego calificarlas.  Aunque reconozco que puede haber otras, seleccioné estas: 1.- Estado de derecho; 2.- Participación ciudadana; 3.- Sufragio; 4.- Organizaciones políticas sólidas; 5.- Autonomía de los poderes políticos; 6.- Libertad de expresión e información; 7.- Desarrollo humano; 8.- Instituciones sólidas; 9.- Respeto a los derechos humanos; 10.- Contrapesos al poder.

Si a cada una le ponemos diez puntos, la mejor calificación sería 100 –como en el colegio y la U– y entre 60 y 70, algo aceptable. Lo interesante es que cada quién puede hacer la evaluación desde su perspectiva.  Yo haré un repaso de lo que veo, en base a información y hechos comprobables.

1.- Estado de derecho.  Perdido absolutamente desde el momento en que el sistema de justicia se ha colocado de manera sumisa a las órdenes del poder político, representado en la alianza oficialista: 3 puntos por los operadores de justicia que aún tienen dignidad.

2.- Participación ciudadana.  La voz de la ciudadanía ha perdido fuerza.  Pareciera que aquella primavera cívica que se vivió en 2015 está en el olvido.  La clase política ha sabido crear división social bajo el concepto ideológico: 4 puntos y esperanza en que esto cambie.

3.- Sufragio (cada 4 años).  El problema es que el sistema político está fallido.  El multipartidismo sirve solo para hablar de apertura, pero favorece a los poderes fácticos de turno, a los partidos con recursos –muchas veces ilícitos–.  El TSE ha perdido autonomía y en vez de servir al pueblo, sirve al poder político: 4 puntos, por la participación ciudadana en las urnas.

4.- Organizaciones políticas sólidas.  Me parece que ningún partido se escapa.  No tienen ideología, no practican la democracia interna y son vehículos electoreros amañados para personas o grupos: 1 punto.

5.- Autonomía de los poderes políticos.  Está establecido en la Constitución, pero en la práctica, hay subordinación: 0 puntos.

6.- Libertad de expresión e información.  Terrible.  Lo estamos viendo.  Cada vez hay menos prensa independiente y la prensa oficiosa, con el grupo de Ángel González a la cabeza, se encarga de desinformar a la población: 4 puntos por el valor de los medios independientes que luchan a pesar de la persecución, acoso e intimidación.

7.- Desarrollo Humano.  Llora sangre que mientras la corrupción campea, Guatemala muestra índices de desarrollo humano que avergonzarían a cualquier político con pudor. Por eso tantos guatemaltecos tienen que inmigrar: 2 puntos por lo que se logra por inercia.

8.- Instituciones sólidas al servicio de la gente.  CC, CSJ, MP, TSE, CGC, USAC, PDH y demás. Las han corrompido a tal punto, que no pasan ninguna prueba: 2 puntos para no despreciar a los poquísimos funcionarios que luchan por la dignidad institucional.

9.- Respeto a los derechos humanos: Persecución, eliminación paulatina de ONG y demás. 4 puntos.

10.- Contrapesos al poder. La poca prensa independiente, la iglesia católica, el movimiento social y algunas asociaciones que se niegan a formar parte de la alianza oficialista.  Aunque cada uno de los que hacen la lucha merece un 10, hay que reconocer que el resultado que se obtiene para equilibrar la balanza del poder apenas llega a un 3.

Mi calificación es de 27 puntos.  Eso se explica porque estamos viviendo bajo una dictadura en embrión, y no bajo una democracia funcional.  Por eso, el sentimiento generalizado de la gente es que la democracia falla.  Por eso, no es bueno decir que somos una democracia, porque la gente se confunde.

Guatemala ha dejado de ser una democracia porque no se cumple ninguna de las características que se requieren para serlo.  En cambio, el sistema de gobierno sí se puede definir como una dictadura, en donde todo el poder radica en un grupo o persona y no se respetan los derechos de las mayorías.

No es un ejercicio complicado.  Cada uno puede hacerlo.  Yo califiqué así, pero estoy seguro de que nadie, con dos dedos de frente, puede obtener un resultado radicalmente diferente. Ni aunque se ganara con 51 puntos, este sistema dictatorial pasaría la prueba.

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