La automotriz alemana BMW quiere reducir la huella climática en la producción de coches desdea materia prima hasta el desguace en «al menos un 40 por ciento» en lugar del 33 por ciento hasta 2030, según anunció hoy en Múnich.
El fabricante apuesta además por impulsar la electromovilidad y el reciclaje de las costosas materias primas.
«No se trata solo de la sostenibilidad ecológica, sito también de la sostenibilidad empresarial», apuntó Oliver Zipse, presidente de la junta directiva, «porque la evolución actual de los precios de las materias primas demuestra los efectos con los que tiene que contar una industria que depende de recursos limitados».
BMW prevé unos costes adicionales de al menos 500 millones de euros (593 millones de dólares) en el segmento de las materias primas este año.
Zipse explicó que hoy en día poco menos del 30 por ciento de los coches se fabrica con material reciclado y que el objetivo para las generaciones de modelos a partir de 2025 es llegar al 50 por ciento.
El ejecutivo añadió que, con la creciente proporción de coches eléctricos, la demanda de cobalto, níquel, aluminio y otras materias primas está aumentando.
Zipse sostuvo que, además de la disponibilidad y el aumento de los precios, la sostenibilidad también habla a favor de una economía que apunte a recuperar los materiales en el ciclo productivo.
«En 2017, la humanidad consumió por primera vez más de 100,000 millones de toneladas de materias primas en un año; también debemos contrarrestar esta tendencia en la industria del automóvil», recalcó Zipse.
En el Salón Internacional del Automóvil IAA que comienza la próxima semana, BMW se presenta bajo el lema de la economía circular.
El fabricante de Múnich se ha comprometido a alcanzar el objetivo de neutralidad climática en toda la cadena productiva para el año 2050, a más tardar, dijo Zipse.
La empresa ha vinculado los salarios del consejo de administración a la consecución de objetivos climáticos.