El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este lunes que pretende aumentar a 62,500 los permisos de entrada para refugiados para este año fiscal, aunque reconoce que «la triste verdad» es que no se logrará, después de la polémica que se suscitó hace unas semanas cuando anunció que no aumentaría la marca de 15,000 establecida por la anterior Administración de Donald Trump.
En un comunicado lanzado por la Casa Blanca, Biden recalcó que los 15,000 permisos establecidos por su antecesor «no reflejaban los valores de Estados Unidos como una nación que da la bienvenida y apoya a los refugiados», por lo que aumentará hasta los 62,500 el límite para este año fiscal, con vistas, ha dicho, a alcanzar «la meta» de 125,000 en los dos próximos años.
Sin embargo, reconoce que «la triste verdad» es que no se logrará esos 62,500 permisos para este año fiscal, una cifra que ya prometió en campaña electoral, pero ha asegurado que el nuevo Gobierno de Estados Unidos está trabajando «para reparar el daño de los últimos cuatro años».
«Tomará algún tiempo, pero ese trabajo ya está en marcha. Hemos reabierto el programa a nuevos refugiados y al cambiar las asignaciones regionales el mes pasado, ya hemos aumentado el número de refugiados listos para partir a Estados Unidos», dijo el presidente Biden.
«Es importante tomar esta medida hoy para eliminar cualquier duda que persista en las mentes de los refugiados de todo el mundo que han sufrido tanto y que esperan ansiosamente el comienzo de sus nuevas vidas», enfatizó.
Compromiso
El presidente Biden destacó que el presupuesto que presentó al Congreso muestra su «compromiso» con el objetivo de lograr 125,000 permisos de entrada durante su primer año fiscal al frente del país, pero «seguirá siendo difícil de alcanzar».
Pese a que él mismo ha admitido que las promesas lanzadas en un primer momento «serán muy difíciles» de cumplir, espetó que el Programa de Admisión de Refugiados de Estados Unidos «encarna el compromiso del país de proteger a los más vulnerables y ser un faro de libertad y refugio para el mundo».
A mediados del pasado mes de abril, la decisión de mantener los 15,000 permisos para refugiados que fijo el expresidente Trump, una de las cifras más bajas de los últimos años, generó las críticas de varios sectores del Partido Demócrata, lo que acabó provocando que la Administración Biden reculase.
La Casa Blanca explicó en un primer momento que la decisión vino motivada por la actual crisis migratoria en la frontera sur, una «situación de emergencia imprevista» que ya habría colapsado los servicios y las oficinas federales encargadas de tramitar las peticiones de asilo.
«Valores humanitarios»
Respecto al anuncio de Biden, el secretario de Estado, Antony Blinken, dijo que el presidente afirmó el «compromiso» de Estados Unidos «con los valores humanitarios».
«Junto con la resolución presidencial de emergencia del 16 de abril que hizo que el reasentamiento de Estados Unidos estuviera disponible para más refugiados de todas las regiones del mundo con base en la vulnerabilidad, esta resolución refleja la naturaleza urgente y global de la crisis de refugiados y el papel que jugará Estados Unidos al permitir que más refugiados elegibles sean admitidos», aplaudió.
Blinken recordó, asimismo, que en sus consultas con los miembros del Congreso ahondó en el compromiso del mandatario en dar la bienvenida a los refugiados y reubicó «a los más necesitados de protección», «en línea con nuestra larga tradición de ofrecer esperanza y refugio a las personas que huyen de la persecución, sin discriminación».
«Ya hemos comenzado a reconstruir la infraestructura del programa y continuaremos nuestra estrecha asociación con socios nacionales de reasentamiento mientras lanzamos iniciativas nuevas e innovadoras como el patrocinio comunitario y privado», continuó.
Asimismo, el responsable del Departamento de Estado ha reiterado que un programa «sólido» de admisión de refugiados es «fundamental» para los intereses de política exterior y los objetivos de seguridad nacional, además de que se trata de «un reflejo de los valores estadounidenses fundamentales».