Argentina despacha a USA con un 4 a 0, viene Colombia o la revancha con Chile

La Celeste y Blanca jugo su mejor partido hasta ahora, tocando, triangulando y con un Messi manejando los hilos como un titiritero.

 

En una gran actuación, Argentina le dio un paseó a EE.UU. y se metió en la final

Copa América Centenario, algo que todo el equipo pero en especial la pulga deseaba mas que nada en este planeta.

 

La Selección Argentina jugó un partidazo para golear al local 4-0 con goles de Higuaín (2), Lavezzi y Messi. El domingo enfrentará por el título al ganador de Chile-Colombia. Si sin menospreciar al Colombia de Peckerman, el deseo de todo Argentino, incluyendo a Messi y al Tata Martino es enfrentarse a Chile por esa revancha del ano pasado pero ahora en territorio de Estados Unidos.

 

A sala llena, con casi 72 mil espectadores. En un estadio que parece un teatro, pero que brama coreando su apellido con esa fuerza que se logra cuando existe unanimidad, porque hasta los adversarios lo repiten durante las formaciones, es imposible no enamorarse del mejor jugador del planeta. En la semifinal de una Copa América única, armada para celebrar su centenario. “Messi, Messi, Messi, Messi” suena en cada acción con la pelota que protagoniza y que él transforma en un poema. Si Boston fue ideal para despejar fantasmas igualando el récord de Gabriel Batistuta como máximo goleador histórico de la Selección, este era el instante para gritar el gol 55 y quedarse en soledad en lo más alto de ese podio tan singular con un tiro libre celestial, todo parecía creado por una gran película de Hollywood solo faltaba Steven Spielberg para gritar, corten esta escena queda grabada en el firmamento.

 

Pero siempre como eje sobrenatural dentro de una estructura colectiva cada vez más seria, versátil, el equipo se movió con soltura, eficacia, entereza, como jugando al ajedrez. Es que así como Messi escribió su propio guión, también Argentina supo rodearlo ofreciéndole diversas opciones para explotar. Al cabo, se trata de un combo perfecto. Leo y el equipo merecen esta final. Se la ganaron.

 

Cuando llego segundo tiempo. Argentina ganaba 2-0, pero se demora el inicio. En un evento con medidas de seguridad impresionantes, un joven cruza el campo corriendo. Llega hasta Messi. Se frena. Le pide que le firme la camiseta. Luego, se arrodilla y se mueve de arriba hacia abajo, en ese clásico gesto reverencial. Después, se entrega a los guardias obnubilados tal vez por las fantasías de Leo.

Todo se entiende. Hacía un ratito que Messi había enamorado con un tiro libre Desde el lugar que es más apto para un derecho, le pego con la zurda como acomodándola allá donde el arquero yanqui nunca iba a llegar, aunque lo hubiera visto en video la noche anterior, aunque Guzan intento predecir el genio hizo lo contrario y sorprendió poniéndola en el ángulo menos pensado por el arquero. Un detalle: la falta en esa jugada se la habían cometido al 10, quien había mareado a Beckerman y había desesperado a Wondolowski, quien eligió la infracción para acabar con esa tortura gozada por la multitud.

 

Antes y después de esa poesía individual, Messi resultó decisivo en el funcionamiento colectivo. Y el equipo supo sumársele. Todo se refleja en los otros tres goles: en el primero, Leo le puso una asistencia en forma de caricia por arriba a Lavezzi, quien definió por encima de Guzan; en el tercero, el 10 clarificó el ataque abriendo al Pocho, quien dibujó un lindo pase gol para Higuaín; y en el cuarto, el genio se sumó a la presión, quitó, aceleró y se lo sirvió dejando en bandeja una pelota solo para Pipa.

 

Con Messi como bandera, la gran virtud de Argentina fue imponer de entrada la inmensa diferencia de jerarquía que le saca a Estados Unidos. Ayudó el gol rápido, pero fue buscado con lindas charlas por la izquierda entre Leo, Rojo y Lavezzi.

 

La Selección elaboró con paciencia (68 % de posesión; 625 pases contra 108 del rival) y aceleró justo cuando hacia falta. Mascherano la sacaba limpia desde atrás metiéndose entre los centrales, siempre allí donde hacia falta. Los laterales expandían la cancha hacia afuera, en especial Rojo que obligaba a que lo persiguiera quien en realidad planeaba atacarlo, Zardes.

 

Banega administraba el balón y dando lujos de ves en cuando para que la gente no se olvidara que no es solo Messi, sino un plantel lleno de figuras.

 

Augusto Fernández hacía los movimientos justos para cubrir la banda que Messi dejaba cuando salía a crear magia. Higuaín estaba atento, filoso. Y… Lavezzi, imparable para lastimar, pero sabiendo cuándo levantar la cabeza. Le dio la razón a Martino, quien a pesar de las críticas lo trajo aquí lesionado, pero funciono tácticamente. Una pena esa caída al chocar de espalda contra un cartel que extendió la desgracia del extremo izquierdo, donde ya se lesionaron Di María y Gaitán, veremos mañana lo que el reporte medico nos dice.

 

Como si no hubiera tenido dos días más de descanso que Argentina, así parecía Estados Unidos en la cancha. Shockeado. Desbordado, inclusive hasta en el hambre anunciado por su técnico Klinsmann. No asustó nunca a Romero. Hasta su máximo emblema, el goleador Dempsey, pasó inadvertido. Es más, no sufrió otro par de goles de Messi gracias a Guzan y a que el equipo jugo a media maquina, reservando lo mejor para la final.

 

El actor principal y su Selección resolvieron todos los dilemas, el más exigente con autoridad en el debut y los cuatro siguientes mucho más accesibles con holgura total. Messi y Argentina provocan un goce total, una sonrisa de oreja a oreja. Ahora el desafío es sacarse de encima el karma de la final. Así merece terminar esta película, con un Messi levantando esa Copa que tantos anos se ha escapado.
Copa América Centenario – Semifinal

 

Argentina – Estados Unidos 4 – 0

 

Estadio: NRG Stadium (Houston, Texas)

 

Clima: templado (21º C) y techo cerrado, aire acondicionado. Terreno: muy bueno.

 

Asistencia: 70.858 espectadores

 

Arbitro: Enrique Cáceres

 

Goles:

 

Argentina: E. Lavezzi 3’, L. Messi 32’, G. Higuain 50’, G Higuain 86’

 

Amonestados:

 

Argentina: Ever Banega (27), Víctor Cuesta (90+1)

 

Bolivia: Edward Zenteno (12), Jhasmani Campos (81), Alejandro Meleán (87)

 

Alineaciones:

Argentina: Sergio Romero 1– Gabriel Mercado 4, Marcos Rojo 16, Nicolás Otamendi 17, Ramiro Funes Mori 13, Javier Macherano 14, Ever Banega 19, Augusto Fernández 8, Ezequiel Lavezzi 22, Gonzalo Higuaín, 9, Lionel Messi 10.

DT: Gerardo Martino

 

Estados Unidos: Brad Guzan 1, DeAndre Yedlin 2, Fabian Johnson 23, Geoff Cameron 20, John Brooks 6, Kyle Beckerman 15, Graham Zusi 19, Michael Bradley 4, Gyasi Zardes 9, Chris Wondolowski 18, Clint Dempsey 8

DT: Jurgen Klinsmann.