- Antigua Guatemala se ha consolidado como el principal destino del turismo centroamericano. Su clima fresco, la arquitectura colonial, la gastronomía y el ecoturismo de aventura en sus cercanías ofrecen atractivos para los visitantes de todo el mundo que llegan al país de la «eterna primavera».
Voz de América
Tomás Guevara
Los colores terracota, rojos, amarillos y blanco lucen por doquier en las paredes de las casas coloniales y los templos de la ciudad de Antigua Guatemala, que ofrece al visitante un viaje atrás en el tiempo.
Hay calles empedradas que limitan la velocidad de los vehículos y al subir a las terrazas se divisan no sólo los tejados terrosos, sino también los imponentes volcanes y cerros que rodean a la ciudad, convertida en uno de los más importantes atractivos turísticos en Centroamérica.
La urbe colonial, considerada el primer centro de poder político, económico, social y cultural de la colonia española en Centroamérica y convertida en la capital de la Capitanía General de Guatemala bajo el nombre de Santiago de los Caballeros tras su fundación en 1543, conservó por más de 200 años su lugar privilegiado de poder en la región.
No obstante, al estar anclada en un valle rodeado de volcanes sufrió las consecuencias de sucesivos eventos naturales con consecuencias desastrosas, como los terremotos de Santa Marta en 1773, que obligaron tres años después al abandono de la ciudad para erigir la ciudad de Guatemala de la Asunción, donde se encuentra emplazada la capital actual.
Aunque las autoridades coloniales hicieron un retiro en pleno, la Iglesia Católica no dejó del todo la ciudad, pues conservaba, aunque en ruinas, un buen número de parroquias y conventos, además de obras de arte religioso. Algunos ciudadanos también se negaron a dejarla.
El abandono oficial y las normativas de prohibir la reconstrucción del sitio se consideran hoy en día un legado positivo para los posteriores descubrimientos y los esfuerzos de conservación como sitio histórico, que tomaron impulso a principios del siglo XX.
Los trabajos de restauración y preservación de las ruinas dejadas por el megasismo han persistido también a lo largo del tiempo para garantizar que se mantengan en pie las estructuras. Estas son hoy puntos de visita de los turistas nacionales y de todo el mundo, que llegan a la ciudad colonial de 78 kilómetros cuadrados, que en 1979 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Gente, religiosidad y cultura
La ciudad colonial volvió en 2023 a recuperar sus números de visitantes previos a la pandemia de COVID-19, contabilizando unos 630.302 turistas extranjeros registrados en los hoteles, lo que equivalió al 52 % del total de visitas al país, según datos oficiales. En 2024 esos números se habrían superado con nuevos festivales que llenaron la ciudad.
La Semana Santa se considera la mejor temporada para la Antigua, pero también otras fechas, como el Festival de las Flores de noviembre, ganan terreno. A finales de este año esperan también un despunte con los turistas que buscan un espacio tranquilo para pasar el final del año en grupos familiares.
Gastronomía y vida nocturna
La cocina antigüeña también ofrece una experiencia a los visitantes con tours de gastronomía, que incluye una variedad de platillos típicos preparados en restaurantes y comedores populares, como los tamales, los chuchitos, enchiladas chapinas, pepián e hilachas, entre otros.