Después de casi 20 años, Alemania puso fin la misión en el extranjero más cara y costosa de la historia de su Ejército con la partida hoy de los últimos soldados estacionados en Afganistán.
El campamento Marmal, que fue la mayor base de la Bundeswehr (Ejército) fuera de Alemania, ha sido desalojado y entregado a las fuerzas de seguridad afganas.
Los soldados salieron del campamento de Mazar-i-Sharif, en el norte del país, en cuatro aviones militares. El último avión, un A400M de la Fuerza Aérea Alemana, abandonó el espacio aéreo afgano a las 21:24 del martes y se esperaba que los soldados llegaran a Alemania hoy.
«Tras casi 20 años de despliegue, los últimos soldados de nuestra Bundeswehr han abandonado esta noche Afganistán», anunció la ministra de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer.
«Se cierra un capítulo histórico, un despliegue intensivo que ha desafiado y moldeado a la Bundeswehr, en el que la Bundeswehr ha demostrado su valía en el combate. Una misión en la que miembros de nuestras fuerzas armadas fueron heridos en cuerpo y alma, en la que se perdieron vidas, en la que tuvimos que llorar a los caídos», dijo.
Muertes
Un total de 59 soldados alemanes perdieron la vida en Afganistán, 35 en atentados o en combate. La misión, que en un principio pretendía asegurar la paz y luego se convirtió en una misión de combate contra los talibanes insurgentes, costó más de 12,000 millones de euros (14.270 millones de dólares).
Últimamente, la misión principal de la fuerza de la OTAN era entrenar a las fuerzas afganas.
Kramp-Karrenbauer anunció también el martes más ayudas para las fuerzas locales que asistieron a las tropas alemanas en su misión en los últimos años, por ejemplo como traductores, y que ahora pueden obtener un permiso de residencia en Alemania.
«Sabemos que algunos de ellos ya están de camino a Alemania, otros quieren esperar y ver cuál es la situación», comentó la ministra.
Retirada
El Ejército alemán tuvo que adelantar considerablemente su partida después de que la administración estadounidense del presidente Joe Biden acelerara la retirada.
Se supone que los últimos soldados internacionales habrán abandonado Afganistán a más tardar el 11 de septiembre, pero probablemente lo harán muchas semanas antes. Unos 1,100 hombres y mujeres de la Bundeswehr estaban estacionados en Afganistán hasta que comenzó el repliegue en mayo.
La situación de la seguridad en Afganistán se ha deteriorado recientemente, especialmente en el norte del país. En total, los islamistas han reconquistado unos 90 de los cerca de 400 distritos del país desde el 1 de mayo, fecha en la que comenzó oficialmente la retirada de las tropas estadounidenses y de la alianza militar OTAN.
En el proceso, cientos de fuerzas de seguridad del gobierno han muerto, han resultado heridas, han sido capturadas o han sido convencidas de rendirse.
Estadísticas
Según las estadísticas publicadas por el diario «The New York Times», en junio murieron una media de 25 miembros de las fuerzas de seguridad del gobierno cada día.
Miles de civiles se han armado y se han unido a las fuerzas de seguridad para detener el avance de los talibanes, siguiendo los llamamientos de partidos y personalidades políticas.
Antes de que comenzara la retirada, la gran mayoría de los observadores y diplomáticos occidentales expresaban la creencia de que las fuerzas de seguridad afganas, entrenadas durante años por la OTAN, eran más fuertes que su reputación.
Talibanes
Pero los rápidos avances territoriales de los talibanes y las numerosas rendiciones de los soldados y policías gubernamentales están causando ahora una creciente preocupación.
El comandante de las fuerzas estadounidenses y de la OTAN en Afganistán, el general estadounidense Austin Scott Miller, advirtió el martes que el país podría derivar hacia una guerra civil.
Dijo que Afganistán se enfrentará a «tiempos muy duros» si los divididos dirigentes civiles del país no consiguen llegar a un acuerdo y controlar a las milicias ahora llamadas a las armas.
Según datos de la ONU, casi 55,000 personas dentro de Afganistán se vieron obligadas a huir de sus pueblos y ciudades a causa de los combates entre el inicio de la retirada a principios de mayo y mediados de junio, el doble que en el mismo periodo del año pasado.
Los países vecinos temen cada vez más una nueva ola de refugiados. Las conversaciones de paz entre el Gobierno de Kabul y los talibanes siguen haciendo aguas.