Al menos nueve manifestantes han muerto este miércoles durante nuevas protestas convocadas en distintas ciudades de Birmania para protestar contra la junta que gobierna el país desde el 1 de febrero, a pesar de los reiterados llamamientos internacionales para poner fin a la represión.
En la ciudad de Mandalay, una de las principales del país, al menos tres personas han muerto –según ‘Frontier Myanmar’–, después de que las fuerzas de seguridad utilizasen fuego real para reprimir una concentración contra la que también se han lanzado pelotas de goma y gases lacrimógenos.
En la región de Mandalay, aunque en la localidad de Myingyan, se ha confirmado la muerte de un manifestante de 14 años tiroteado en la cabeza, según ‘The Irrawaddy’, que da cuenta también de decenas de heridos de bala por la actuación de las autoridades.
El mayor número de fallecidos, sin embargo, corresponde a la ciudad de Monywa, según fuentes locales citadas por el mismo portal y que denuncian al menos cinco víctimas mortales en esta localidad de la región de Sagaing, aledaña a la de Mandalay.
La represión también se ha extendido a otras ciudades como Rangún, sin que las autoridades den muestra de bajar el nivel de violencia policial a pesar de que teóricamente la junta reclamó públicamente a las fuerzas de seguridad que no utilizasen balas reales para contener las manifestaciones –o al menos salvo amenaza evidente para su integridad--.
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Derechos humanos
La oficina de Derechos Humanos denunció que solo el domingo perdieron la vida 18 manifestantes, mientras que la cifra de detenidos desde el golpe supera ya los 1.200, entre ellos la anterior líder ‘de facto’ del Gobierno, Aung Suu Kyi, y el expresidente Win Mynt, según un recuento publicado por ‘The Irrawaddy’.
La crisis birmana protagonizó el martes una reunión de ministros de Exteriores de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), que concluyó con un tímido y generalizado llamamiento a la estabilidad, y también está previsto que el asunto sea tratado por el Consejo de Seguridad de la ONU, previsiblemente el viernes y a puerta cerrada, según la agencia DPA.