Acta de Patzicía, así se hicieron del Gobierno los liberales

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La historia de Guatemala está llena de cambios de gobierno que no hacían más que pasar de un dictador a otro. Así sucedió con la revolución liberal, que terminó con los gobiernos autoritarios conservadores, para sustituirlos por otros igualmente autoritarios, pero liberales. Esta es la reseña histórica del día en que las fuerzas militares de Justo Rufino Barrios desconocieron al presidente Vicente Cerna y Cerna.

El mariscal Vicente Cerna y Cerna se hizo de la presidencia de la República (1868) tras la muerte del general Rafael Carrera, y dio así continuidad a la corriente conservadora que se había convertido en dominante en el país. Su gobierno, apoyado por el clan Aycinena, apeló a las masas indígenas para mantener el continuismo, pero el malestar se hacía cada vez más evidente.

Desde un inicio, Cerna encontró la oposición de Justo Rufino Barrios, quien por sus ideas políticomilitares fue obligado a huir hacia Chiapas, donde encontró el apoyo del presidente mexicano Benito Juárez para mantener vivo el movimiento liberal que pretendía impulsar en el país.

En noviembre de 1869, las tensiones aumentaban, situación en la que Cerna muestra su vocación autoritaria y suspende las garantías constitucionales, además de influir para que la Asamblea le de más poderes y así pueda contener los focos de insurrección que se daban en diferentes zonas del país.

Es en medio de esta situación que surge la figura del general Serapio Cruz, quien con tropas liberales ataca el 7 de diciembre de 1869 la plaza de Huehuetenango, mas no alcanza el triunfo militar y es repelido por las fuerzas conservadoras. La insurrección es ya sensible. En enero de 1870 el general Cruz reúne a sus tropas en Palencia, cerca de la capital; sin embargo, nuevamente es derrotado y esta vez es detenido y fusilado y decapitado. Su cabeza fue paseada como trofeo de guerra por las calles de la ciudad.

Pero el resultado fue tal vez el adverso del que se buscaba. Subió la indignación y malestar en diversos sectores de la población, y la represión se intensificó. Cerna ordena la captura de los líderes liberales, entre ellos el diputado Miguel García Granados, quien logra huir y posteriormente salir del país, contrario a la suerte que corrieron Manuel Larrave y José María Samayoa, quienes terminaron presos.

Para abril de 1871, el general Barrios había recibido armas del presidente Juárez, y pronto armó un pequeño ejército de 45 hombres, con los que cruzó la frontera y se atrincheró en Tacaná.

Aquella pequeña fuerza liberal soportó el 3 de abril el fuego de 260 hombres bajo el mando del capitán Antonio Búrbano; la figura militar de Barrios principiaba a subir. Un mes después otro ejército liberal, bajo el mando del retornado García Granados, logra controlar la población de Retalhuleu, a pesar de la inferioridad en número de los conservadores. Incluso soporta un contrataque posterior y los gubernamentales se retiran totalmente derrotados.

Ya para entonces, los nombres de Barrios y García Granados se escuchaban por todo el territorio nacional. Para terminar con la insurrección, Cerna envía el 28 de mayo a uno de sus mejores jefes militares, el coronel Aquilino Calonge, con 900 hombres, con el fin de aplastar al ejército liberal, que ya sumaba los 300 combatientes. A pesar de la desventaja 1-3, los liberales obligan a la huida a las tropas gubernamentales, que dejan en el campo muertos, heridos, armas y municiones, además del prestigio conservador.

Pocos días después, el 3 de junio, se produce un acto histórico relevante. Los liberales, con Barrios a la cabeza, ocupan la localidad de Patzicía en el occidente y tras discursos y demostraciones, varios oficiales del Ejército suscriben el Acta de Patzícía, por medio de la cual anunciaban dos puntos trascendentales: se desconoce a Vicente Cerna como presidente, y se nombra para el cargo a García Granados. La suerte de los conservadores estaba sellada.

Como era de esperarse, Cerna prepara un fuerte contingente militar de 6 mil hombres y enfrenta a las tropas de Barrios, que apenas sumaban 800 hombres. Pero la derrota gubernamental fue tan contundente, que tuvo que huir hacia Totonicapán, en donde empezaron a correr sus últimas horas.

En los días siguientes hubo escaramuzas y batallas. Cerna pretendía volver a la ciudad, pero Barrios le cerró el paso a la altura de San Lucas Sacatepéquez y le derrotó nuevamente.

Son entonces los liberales quienes entran a la capital el 30 de junio de 1871, fecha en la que se celebra el triunfo de la Revolución Liberal de 1871.

 

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