Foto: El presidente boliviano, Evo Morales, rocía agua sobre un fuego en Santa Rosa, cerca de Robore en el este de Bolivia, en la Amazonía, el 28 de agosto de 2019 (AFP).
Sometido a fuego nutrido por los incendios de bosques en Bolivia, el presidente Evo Morales enfrenta un escenario complejo de cara a las elecciones de octubre, en las que busca un cuarto mandato consecutivo.
Los voraces incendios, que han destruido 1.2 millones de hectáreas de bosques y provocado una explosión de críticas al gobierno, ocurren a menos de dos meses de los comicios del 20 de octubre, para los cuales Morales es el favorito, según sondeos.
El analista político Carlos Cordero cree que la pérdida de bosques ha generado malestar entre la ciudadanía, que percibe que el gobierno «ha actuado de manera lenta» para combatir el fuego, y vaticina que ese sentimiento se reflejará en las urnas.
«Creo que va a tener un impacto (electoral), porque estas reacciones vienen de la ciudadanía. La ciudadanía está indignada con lo que ha ocurrido con los incendios en la Amazonía», señala Cordero a la AFP.
«Habrá una especie de voto castigo», agrega el profesor universitario.
Cordero estima que mermará la votación de Morales, lo que impediría que gane un nuevo mandato en primera vuelta. Si hay balotaje, pronostica que el gobernante izquierdista perdería ante el segundo en los sondeos, el expresidente centrista Carlos Mesa (2003-2005).
El malestar ciudadano se debe, en opinión del analista, a la sospecha de que los incendios fueron estimulados por medidas del gobierno de Morales: la autorización de quemas voluntarias destinadas a ampliar la frontera agrícola, práctica que beneficia a los empresarios ganaderos o agroindustriales de la soja y la caña.
Acuerdo con la oligarquía
Las críticas por los incendios se suman a las quejas opositoras de que el intento de reelección de Morales es ilegitimo, porque había sido rechazado por la ciudadanía en un referéndum en 2016 (aunque autorizado después por el tribunal constitucional).
En el poder desde 2006, Morales es el primer indígena en ocupar el sillón presidencial y es el gobernante más longevo en la historia de Bolivia.
También se suma al revés sufrido por Morales en 2018 en la Corte de La Haya en la demanda contra Chile para recuperar una salida al mar para Bolivia, a la que había destinado mucha energía.
El ambientalista Pablo Solón acusa a Morales de ser benefactor de los empresarios agropecuarios de la región oriental de Santa Cruz, que en el pasado estaban alineados con la derecha opositora.
«El gobierno, en acuerdo con la oligarquía agroganadera, ha aprobado un paquete de leyes y normas que favorecen la quema de bosques y pastizales», dice a la AFP Solón, exembajador de Morales ante la ONU.
Según los ambientalistas, que inundan las redes sociales con sus reproches, una ley de Morales de 2016 y un decreto de julio de este año han desencadenado el desmonte de bosques para ampliar la frontera agropecuaria, dando origen a los voraces incendios.
Llamado a la unidad
Mesa y el acaudalado empresario Samuel Doria Medina -que desistió de ser candidato en aras de una unidad opositora que no llega-, han aprovechado los incendios en la Amazonía y el Pantanal para disparar contra Morales, a pesar del acuerdo tácito de mantener una pausa en la campaña electoral mientras dure el desastre ambiental.
«Aquí hay un culpable de esta situación dramática para el país y ese culpable se llama Evo Morales», dijo Mesa.
En Twitter, Doria Medina alentaba el voto de castigo escribiendo: «#NoMasEstafadores».
En medio del fuego nutrido, el oficialismo denuncia que esos ataques aprovechan los incendios con fines electorales en busca de reducir un daño colateral en las urnas.
«Nuestra convocatoria es salir de ese escenario (de campaña electoral), porque lo que necesita la gente es vernos trabajando a todos juntos y el presidente ha sido el primero en convocar a esta unidad», afirma la ministra de Salud, Gabriela Montaño.
De su lado, los opositores criticaron a Morales por unirse personalmente a los bomberos forestales en el combate a los fuegos esta semana, denunciando una iniciativa electoralista.
La presidenta del Senado, la oficialista Adriana Salvatierra, deslegitima los reclamos de los opositores recordando que cuando Mesa era presidente se perdieron tres millones de hectáreas en incendios forestales, también causados por «chaqueos» (quemas voluntarias).