PROVOCATIO/ Cortes 2024: un proceso muy suigéneris

El componente técnico-jurídico de las comisiones de postulación cada vez es menor, pues la política las atraviesa, sea por medio de los operadores del colegio de abogados, las propias cortes, las organizaciones sociales ligadas al tema, Pueblos Indígenas; las universidades por medio de sus decanos y rectores, los partidos políticos, grupos gremiales y las élites empresariales.  Es ahora, en el Congreso, que el componente político se expresará con toda su fuerza. 
José Alfredo Calderón (Historiador y analista político)

Mucho se ha hablado del agotamiento del sistema en general y de los procedimientos eleccionarios que este implementa en particular.

El proceso de elección de cortes está llegando a su final. El Congreso ya recibió la nómina de 26 candidatos para magistrados de la Corte Suprema de Justicia, de la cual, saldrán los 13 titulares. En cuanto a Salas de Apelaciones, fueron 312 candidatos.

El componente técnico-jurídico de las comisiones de postulación cada vez es menor, pues la política las atraviesa, sea por medio de los operadores del Colegio de Abogados, las propias cortes, las organizaciones sociales ligadas al tema, pueblos indígenas; las universidades por medio de sus decanos y rectores, los partidos políticos, grupos gremiales y las élites empresariales.  Es ahora, en el Congreso, que el componente político se expresará, abiertamente con toda su fuerza.

A los aspectos especiales que ya he comentado en otras columnas, debe agregarse que este proceso en particular, ha tenido desde elementos chuscos, como el hecho que hay candidatos que obtienen posdoctorados y doctorados en forma ultra exprés, lo cual incluye “universidades” de dudosa reputación académica y geolocalización complicada, pues solo existen en internet; hasta elementos más serios y que son inéditos en la dinámica de estas elecciones. Ha sido tan suigéneris este proceso, que Raúl Arévalo, rector de la Universidad Internaciones expresó: “En estos dos meses he aprendido de ustedes más de la naturaleza humana que en 50 años de práctica médica.”  https://www.plazapublica.com.gt/justicia/informacion/bitacora-todo-lo-que-ocurre-en-la-eleccion-de-las-cortes-de-justicia-en 

Mencionaré solo algunos aspectos clave:

  1. El atraso provocado, por diversos motivos, generó que se eliminaran muchos requisitos que, en otras elecciones, se habían mantenido. La premura pasó a ser el principal enemigo y aunado a esto, la CC obligó a que se respetaran los tiempos constitucionales. El plazo de los actuales magistrados vence el 13 de octubre de este año y todavía no se sabe cómo se combinará esta premura con los amparos ya interpuestos.
  2. La misma premura ha obligado a establecer un método de votación basado en bloques de 10 aspirantes primero y luego 20, expresando en forma oral, solo los votos positivos. Otro mecanismo, ha sido el voto por consenso (motivo de uno de los amparos).
  3. El punteo mínimo para calificar en la nómina para la CSJ fue de 74, lo cual, en cualquier universidad es un rango mediocre. Esta lenidad en la evaluación, permitió que la mayoría de candidatos pasaran y solo 113 fueran descartados. Para citar solo un ejemplo, Alexis Calderón, abogado defensor de Juan Carlos Monzón del famoso caso de La Línea obtuvo 100 puntos, alguien que no se distingue, precisamente, por académico. Por cierto, conviene citar aquí a Howard Gardner: “Una mala persona no llega nunca a ser buen profesional.”; Carl Gustav Jung también lo dijo en palabras similares: “Es importante que antes que profesionales seamos personas, realmente eso es lo que aporta el equilibrio en el desarrollo de nuestras cualidades profesionales.”
  4. Peor aún, para la comisión de las Salas de Apelaciones, la nota mínima se fijó en 64 puntos. Asignar rangos tan bajos no solo contribuye a la nula calidad del proceso, sino que permite atrasarlo, dada la gran cantidad de expedientes para revisar. Aplicada la tabla de gradación, fueron 312 aspirantes para la CSJ y 1383 para las Salas de Apelaciones, una cantidad exagerada, si se toma en cuenta el poco tiempo disponible. ¡No están contratando para una maquila, pues!
  5. Doce de los trece magistrados actuales de la CSJ calificaron y pretenden reelegirse. Particular mención merecen las denuncias del propio presidente de la Corte Suprema de Justicia sobre la opacidad y conflicto de intereses evidenciados en el proceso. Él fue el único magistrado que se abstuvo de participar. Ni qué decir de quienes formaron parte de las comisiones de postulación, habiéndose postulado, siendo jueces y parte.
  1. Los señalamientos masivos de opacidad y tráfico de influencias se descartaron por completo (a excepción del ex decano de la Da Vinci, Juan Carlos Rodil Quintana) lo cual no había pasado en procesos anteriores, en los cuales, se hacía por lo menos la pantomima.  La presión internacional también ha destacado, tanto la visible, como aquella oculta pero muy poderosa, que gira advertencias/amenazas en inglés. Por su parte, la misión de observación de la OEA, actualmente en el país, ha sido inusualmente contundente en sus declaraciones y denuncias.
  2. En este proceso, hubo un papel protagónico de pueblos indígenas como no se había visto en otros procesos similares, tanto en la presión ejercida para que se garantizara la transparencia, como en la presentación de tachas contra candidatos considerados inelegibles. De hecho, la presencia física de las autoridades ancestrales y otros representantes indígenas, fue más que visible el viernes 20, sábado 21 y domingo 22 de septiembre, por los numerosos elementos que se concentraron en el campus de la URL, para incidir.
  3. Los operadores fácticos que siempre han estado paralelos en estos eventos, se vieron obligados a realizar pactos (que no alianzas) y eso, paradójicamente, abona a una “democratización” suigéneris. Esta debilidad permite también, la posibilidad de colar a algunos candidatos, si no idóneos, por lo menos no tan grotescos como las alhajas ampliamente conocidas, aunque resulten minoría.

Más allá de las redes sociales, todo este aquelarre no preocupa, no conmueve y no agita a toda la población, dado el principio ya expuesto de: “Lo que no se siente, no se entiende; lo que no se entiende, no interesa.” (Simón Rodríguez, educador de Simón Bolívar). Los pocos que estamos pendientes de estas diabólicas dinámicas, sí sabemos lo que está en juego.

Con claridad política, conducción estratégica y organización ciudadana sólida, la historia sería otra, pero ya no insistiré en ello, dadas las magras condiciones existentes, y que –pareciera– el mundo social no quiere entender, o no está dispuesto a comprender, o simplemente no sabe cómo encontrar la vía de solución.


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