- El cardenal de Nicaragua, Leopoldo Brenes, presentó su renuncia ante el papa Francisco, justo cuando cumplió 75 años de edad, a como lo estable el Derecho Canónico.
Voz de América
SAN JOSÉ, COSTA RICA — El cardenal de Nicaragua y arzobispo de Managua, Leopoldo Brenes, presentó esta semana su renuncia ante el papa Francisco, justo cuando cumplió 75 años de edad, que es cuando habitualmente los obispos católicos presentan su dimisión ante la Santa Sede como lo estable el Derecho Canónico.
Brenes dio a conocer la noticia el jueves en una entrevista transmitida en la página oficial de la Catedral de Managua y la confirmó tras unas consultas de la Voz de América.
«Lo hice por una norma que tenemos todos. Estoy tranquilo, siento paz», dijo Brenes a la VOA, luego de enviar su carta al papa Francisco.
El cardenal Brenes fue nombrado como Arzobispo de la Arquidiócesis de Managua en el año 2005 por el papa Juan Pablo II, en reemplazo del cardenal Miguel Obando y Bravo, quien se retiró de acuerdo al Derecho Canónico (por límite de edad).
Las funciones de Brenes frente a la Iglesia, han estado marcadas por las presiones por parte del gobierno del presidente Daniel Ortega contra la Iglesia católica, luego de las protestas del año 2018, y en donde los sacerdotes acogieron a manifestantes en los templos.
Como consecuencias de las protestas antigubernamentales, el gobierno de Ortega ha retirado su apoyo a la Iglesia, mientras ha encargado a sacerdotes y los ha expulsado del país.
La vocera del gobierno de Nicaragua, Rosario Murillo, la segunda al mando en el poder, felicitó a Brenes este jueves y dijo que se comprometía a «trabajar duro por el respeto, el reencuentro y la liberación de todo mal».
«Ahora las campanas repican con seguridad, alegría en victoria. Al saludar a su eminencia, nos comprometemos a trabajar duro por el respeto, el reencuentro, en una cultura y una pastoral de justicia, concordia y liberación de todo mal, sobre todo del odio», dijo Murillo.
El papa Francisco deberá aceptar la renuncia del Cardenal Brenes y nombrar a una nueva persona que quede frente a la Iglesia católica, en momentos considerados como «cruciales» para los feligreses y los religiosos en Nicaragua.