Debe rescatarse y dignificarse la figura vicepresidencial. El reto es enorme y estamos a solo 10 días de la posibilidad de concretarlo con la nueva vicepresidenta. Conozco el talante ético, profesional, científico y humano de la doctora Karin Larissa Herrera Aguilar, por lo que deseo de corazón que dichas cualidades le permitan un desempeño igual o mejor que el de Eduardo Stein. El país y el pueblo guatemalteco lo merece.
José Alfredo Calderón (Historiador y analista político)
En la mayoría de conferencias y clases de ciencia política que imparto, acostumbro preguntarle a mi auditorio si pueden nombrar los vicepresidentes que ha tenido el país. Para facilitar el ejercicio, parto del período llamado Democrático desde 1986 y los resultados siempre son los mismos: Pocos recuerdan a alguno y prácticamente nadie, recuerda a todos ellos.
La figura vicepresidencial pareciera ser vista como un accesorio, un cargo que su única función es sustituir al presidente, cuando sea necesario. Muy pocos conocen la importancia de su función y solo recuerdan lo insulsa que la mayoría han sido.
Antes de hacer un brevísimo repaso por las figuras que han ocupado el puesto desde 1986, los invito a tomar nota de la gran cantidad de dependencias de la Vicepresidencia y las responsabilidades que tiene a su cargo.
- La Comisión Presidencial de Transparencia y Gobierno Electrónico (COPRET.)
- La Secretaría Contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas (SVET).
- La Secretaría Nacional de Administración de Bienes en Extinción de Dominio (SENABED).
- La Secretaría Ejecutiva Contra las Adicciones y el Tráfico Ilícito de Drogas (SECCATID).
- El Plan Trifinio (Guatemala, El Salvador y Honduras).
Así mismo, los Consejos y Gabinetes a cargo de la Vicepresidencia son:
- El Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CONASAN).
- El Consejo Nacional de Administración de Bienes en Extinción de Dominio (CONABED).
- La Comisión Nacional para la Prevención y Combate de la Defraudación Aduanera y el Contrabando (CONACON).
- El Gabinete Específico de Desarrollo Social.
- El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONCYT).
- La Comisión Contra las Adicciones y el Tráfico Ilícito de Drogas (CATTID).
- La Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (CONAPETI).
- El Consejo Nacional para la Vivienda (CONAVI).
- La Comisión Nacional del Transporte Terrestre (CONATRANS).
- La Comisión Presidencial Reverdecer Guatemala.
- La Comisión Presidencial de Coordinación de los Esfuerzos contra el Lavado de Dinero y Otros Activos y del Financiamiento del Terrorismo en Guatemala.
- El Gabinete Económico.
No entraré en detalles sobre cada entidad, su mandato legal y funciones, pero solo con la enumeración anterior, cualquiera se puede dar cuenta que la figura vicepresidencial debería ser tomada muy en serio y ser vista de forma muy diferente. En el largo proceso de desempeños de los electos para el puesto, ha habido de todo, pero el denominador común es que casi nadie los recuerda y en el imaginario social guatemalteco, destacan pocos. Entre ellos tenemos a:
Roberto Carpio Nicolle (1986-1991) Es recordado como “buena gente” y “alegre componedor” en las pocas menciones que se obtienen, pero escasas personas hablan de un desempeño fundamental o de logros específicos como legado. Quienes logran destacarlo son, normalmente, figuras que trabajaron en ese gobierno o que tuvieron una relación más específica con él.
Gustavo Espina (1991-1993) Es recordado por muy pocos, más conocido por el apodo de “tontón” que por alguna ejecutoria importante. Serrano se robó el show con su “sopa de cebolla” mientras su vice es recordado por su intento fallido de ponerse la banda presidencial en el Congreso, ante la expulsión del presidente a Panamá.
Arturo Herbruger Asturias (1993-1996) Mantuvo una buena reputación, pero más por su trayectoria anterior, que por su desempeño como vicede Ramiro De León Carpio, único presidente que ha llegado sin elecciones y sin partido (oficial al menos). Al respecto, todavía recuerdo algunas reuniones en las que participé en donde lo que más llamaba la atención, eran los largos sueños que se disparaba el encartado.
Luis Flores Asturias (1996-2000) Ha sido mencionado más por su condición de fifí y su pertenencia al llamado “Club de París” dentro del PAN de la época, que por alguna trayectoria destacable.
Juan Francisco Reyes (2000-2004) El locuaz personaje que acompañó a Alfonso Portillo (Pollo Ronco) se hizo famoso por situaciones nada vinculadas a la función oficial. Chistosos rumores sobre sus ambiciones presidenciales salían a luz cuando, en ausencia del presidente por viaje, él aprovechaba para tener un protagonismo inusual. Se decía que durante ese gobierno, dormía con la banda presidencial puesta y qué decir de la ocasión en la que se la colocó en la cintura en vez de la forma tradicional, atravesada en el pecho.
Eduardo Stein Barillas (2004-2008) es el único que ha brillado por su desempeño y exhibido su intelectualidad, siendo clave en muchos actos y procesos que lograron sacar a flote al gobierno, pues de todos es conocida la figura histriónica de Oscar Berger Perdomo, la cual, contrastaba con el señorío de su VICE (así, con mayúsculas).
José Rafael Espada (2008-2012) Su desempeño se resume en la frase siguiente: “Se perdió un buen cirujano cardiovascular y se ganó un mal funcionario público”.
Roxana Baldetti Elías (2012-2015) De muy triste recordación.
Jafeth Cabrera Franco (2016-2020) De desempeño mediocre como rector de la USAC y peor aún ya como vicepresidente. El único acto que muchos recuerdan de este sujeto, es cuando desde el balcón presidencial del Palacio, le hizo “ojitos de cangrejo” a los estudiantes universitarios durante un desfile bufo.
César Guillermo Castillo Reyes (2020-2024) Será más recordado por su apodo de “Perejil” que por alguna performance de importancia. Es conocido también por su arranque de “macho viejo” cuando le pidió a Giammattei que renunciaran juntos. Sin embargo, lo que mejor resume su actuación es el apodo, que hace referencia a su calidad sencillamente ornamental.
Debe rescatarse y dignificarse la figura vicepresidencial. El reto es enorme y estamos a solo 10 días de la posibilidad de concretarlo con la nueva vicepresidenta. Conozco el talante ético, profesional, científico y humano de la doctora Karin Larissa Herrera Aguilar, por lo que deseo de corazón que dichas cualidades le permitan un desempeño igual o mejor que el de Eduardo Stein. El país y el pueblo guatemalteco lo merece.
P. D. Le deseo a mis fieles lectores que 2024 les brinde la oportunidad de magnificar la buena voluntad y plena disposición para construir, amar, compartir y generar empatía con nuestros semejantes; así como para celebrar la vida de todas las formas posibles e indignarnos por aquellas situaciones contrarias a lo humano y a la vida misma, sea cual sea su concepción del mundo y las ideas que profesen.