El derecho a la información es una piedra angular para conmemorar el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Un pueblo desinformado no puede exigir el respeto de sus derechos.
Gonzalo Marroquín Godoy
La historia de la prensa es muy interesante. ¿Por qué existe el periodismo? Algunos historiadores sitúan como primera referencia de esta actividad, los conversatorios de Demóstenes que tenían lugar en el ágora –plaza principal– de la antigua Atenas, a donde acudían las personas para informarse de la situación sociopolítica y escuchar a este orador y político de la época, cerca de cuatro siglos antes de Cristo.
Pero no es sino hasta después del descubrimiento de la imprenta por el alemán Johannes Gutenberg en 1440, que principian a circular medios informativos, algunos de apenas una hoja, en la que se informaba a la población de eventos o situaciones de interés general. Desde ese momento es claro que existen dos fuerzas que se complementan: la que necesita información –el público–, y la que ofrece noticias –la prensa–.
En un repaso muy rápido –por razones de espacio–, se puede ver que la prensa juega un papel muy importante en la historia de los países, especialmente en aquellos en donde existe democracia y el pueblo quiere vivir en libertad y que se respeten sus derechos humanos.
La prensa moderna se ha convertido en un contrapeso del poder político, sobre todo en aquellos países en donde gobiernan dictadores o presidentes autoritarios, que no aceptan las criticas, mucho menos las denuncias y publicaciones sobre noticias de corrupción. Esos no son amigos de la prensa, pues saben que un pueblo mal informado, puede ser manipulado dócilmente.
Hay muchos ejemplos que podemos exponer. A nivel Latinoamericano ha sido evidente lo sucedido con Castro en Cuba, Fujimori en Perú, Pinochet en Chile, Chávez y Maduro en Venezuela, u Ortega en Nicaragua, para citar los casos más emblemáticos de gobernantes intolerantes que han recurrido a censurar a la prensa y al control de la información para sus fines políticos.
Unos y otros han hecho más o menos lo mismo: atacan a la prensa independiente y promueven el surgimiento o crecimiento de prensa oficialista. Saben que el mensaje que envían alivia las tensiones sociales y políticas, porque a menor información, menor fuerza de los grupos sociales.
En Guatemala existe una ley de prensa robusta, además de un artículo constitucional que garantiza la libertad de prensa y el derecho a la información. Sin embargo, casi todos los gobiernos presionan a la prensa independiente.
Durante los gobiernos militares, varios periodistas fueron asesinados por informar. Luego, en la era civil –1986 a la fecha–, casi todos los presidentes han mostrado intolerancia –en mayor o menor grado– ante la prensa independiente, pero algunos, como Álvaro Arzú y Alfonso Portillo, han intentado incluso boicotear o desprestigiar a quienes no asumen un papel plegado al oficialismo. En cambio, premian a la prensa dócil, como es el caso de los canales de televisión del empresario mexicano Ángel González, siempre del lado de los gobernantes de turno.
El lunes 3 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Este año se quiere destacar que la información es un bien común. La historia así lo demuestra. Los periodistas no somos más que servidores de la sociedad. Los periodistas debemos reconocer que nos debemos al público. Los gobernantes deben saber que la prensa no es el cuarto poder, como algunos la tildan, pero si es un contrapeso de los poderes del Estado.
Hoy en día se reconoce que, sin prensa independiente, sin una sociedad bien informada, no se puede hablar de democracia auténtica.