El príncipe Felipe, duque de Edimburgo, falleció este viernes a los 99 años, según confirmó Buckingham Palace, que indicó que «murió en paz en el castillo de Windsor».
«Es con gran tristeza que Su Majestad la Reina anuncia la muerte de su querido esposo, Su Alteza el príncipe Felipe, duque de Edimburgo», señaló Buckingham Palace en un breve comunicado publicado a través de su página web.
«Se harán nuevos anuncios en el debido momento. La Casa Real se une a la gente de todo el mundo a la hora de lamentar su muerte», agrega.
73 años de matrimonio
A punto de cumplir los 100 años el próximo junio, Felipe, quien nació como príncipe de Grecia y después adoptó el apellido Mountbatten, deja viuda a la soberana de Reino Unido tras más de 73 años de matrimonio, cuatro hijos en común, ocho nietos y 11 bisnietos; dos de ellos en camino.
Su figura, elegante y siempre seis pasos por detrás de la soberana británica, marcó la reciente historia de Inglaterra y su personalidad, no siempre políticamente correcta, aunque le granjeó algunas críticas nunca opacó su papel público.
Marido de una reina
No fue el primero a quien le tocó ser marido de una reina de Inglaterra; lo había sido un siglo antes Alberto de Sajonia, el amor, mentor y apoyo incondicional de la reina Victoria, tatarabuela de Isabel II, pero sí fue el modelo para todos los consortes reales del siglo XX.
Felipe, hijo menor del príncipe Andrés de Grecia y de la princesa Alicia de Battenberg, nació en Corfú (Grecia) el 10 de junio de 1921, como príncipe griego, pero siempre fue británico. Fue su tío Luis Mountbatten, el célebre virrey de la India, asesinado por el IRA en 1979, quien se ocupó de él y , de alguna manera, lo educó y utilizó para cumplir su sueño de controlar la corona de Inglaterra.
“No puedo aguantar mucho más”
Estas fueron sus declaraciones en tono irónico, cuando en mayo del 2017 anunció la jubilación y el fin de las tareas oficiales.
Había participado, según el balance que se publicó entonces, en 22,000 compromisos públicos y había pronunciado más de 5,000 discursos. Era el resumen de siete décadas de ‘servicios’ a la Corona, por el que su esposa se decía reconocida.
Considerado durante largo tiempo como un intruso extranjero por el ‘establishmen’t, los británicos lo toleraron, aunque no apreciaron las salidas de tono, su talante malencarado y arrogante. Con los años se había convertido en una figura de otra época, un fantasma del pasado.
Última aparición pública
Su última aparición pública, tras el anuncio de su retiro oficial, se produjo el pasado 22 de julio de 2020 cuando, en el patio del castillo de Windsor, hizo entrega de los atributos de Coronel en Jefe del regimiento de infantería ‘The Rifles’ a su nuera, la duquesa de Cornualles, esposa de príncipe Carlos.
En noviembre, con motivo de su 73 aniversario de boda, la reina Isabel y su marido festejaron la efeméride haciendo pública una fotografía, sentados ambos en un sofá de un salón de Windsor, mientras contemplaban una tarjeta de felicitación que les habían enviado tres de sus biznietos, los príncipes Jorge, Carlota y Luis, hijos de los duques de Cambridge.
Constantes ingresos al hospital
Fue el 17 de febrero cuando el duque de Edimburgo ingresó en el hospital Edward VII, pero el 1 de marzo el marido de la reina Isabel lo abandono tras haber estado allí durante casi dos semanas para ser admitido en el St. Bartholomew´s Hospital. Allí no solo siguió con la medicación que se le administraba para tratar la infección de la que Buckingham informaba en un principio, sino que además se le hicieron diferentes pruebas para detectar una afección cardiaca preexistente.
Este es el motivo por el que fue trasladado de centro, ya que el St. Barth Hospital es uno de los principales del país especializados en cardiología. Hay que recordar que ya en 2011 fue tratado para solucionarle el bloqueo de una arteria coronaria, por lo que el equipo médico estaba especialmente preocupado por su corazón.