Pese a que el candidato republicano Donald Trump es el aspirante a la Casa Blanca que más polémicas protagoniza, su rival demócrata Hillary Clinton aún no consigue despegarse del escándalo de la filtración de emails del tiempo en que ella era secretaria de Estado y trataba temas importantes desde una cuenta personal.
El FBI hizo públicos nuevos documentos sobre su investigación a la candidata presidencial, quien envió mensajes con información oficial y confidencial desde servidores privados entre 2009 y 2013.
Pero esta vez no son sólo los correos los que comprometen a la ex primera dama sino que en las nuevas cien páginas difundidas se sugiere que un alto funcionario del Departamento de Estado presionó al FBI para que no marcara como clasificado un correo electrónico sobre el ataque de 2012 contra el consulado de EE.UU. en Benghazi (Libia ), en el que murió el embajador en Libia y otros tres estadounidenses.
De acuerdo a uno de los documentos publicados, un agente del FBI tuvo una reunión en 2015 con un alto funcionario de la diplomacia estadounidense, Patrick Kennedy, quien pidió al agente que no considerara como clasificado el correo electrónico sobre Benghazi, ataque sobre el que Clinton recibió fuertes críticas.
Según los documentos, cuando el agente se negó a aceptar la petición, Kennedy se dirigió a un funcionario de mayor rango del FBI para ofrecerle mejores condiciones para la agencia de inteligencia en el extranjero.
«A cambio de marcar el correo electrónico como no clasificado, el Departamento de Estado de manera recíproca permitiría al FBI tener más agentes en países donde su presencia está prohibida», resume uno de los documentos, donde se recoge una entrevista del FBI con un testigo no identificado.
El portavoz adjunto del Departamento de Estado, Mark Toner, negó ayer que hubiera ningún tipo de «quid pro quo» (una cosa por otra) en la reunión de Kennedy con el FBI, y que fue esa agencia la que planteó la posibilidad de ampliar su presencia en algunas embajadas de Estados Unidos «al final de la reunión», sin relacionarlo con el otro tema.
«Cualquier afirmación de que esto fue un ‘quid pro quo’ es francamente insultante», dijo Toner en su conferencia de prensa diaria, en la que defendió que Kennedy simplemente trató de «aclarar el razonamiento del FBI» para marcar el correo como confidencial.
Aún así, los nuevos documentos pueden proporcionar más artillería a Trump, quien cuestionó en varias ocasiones la imparcialidad del FBI y del Departamento de Justicia para investigar a Clinton.
*Con información de La Nación y agencias internacionales