Sus orígenes son distintos, pero tienen en común que son frutas muy sabrosas y nutritivas que se venden y se pueden degustar en la época de verano.
El mango es originario de la India y se cultiva principalmente en tierras cálidas del territorio nacional.
Se cree que el hombre lo cultiva desde hace más de 4 mil años. El fruto fue introducido en el continente americano por los portugueses y españoles, luego de conquistar y colonizar estas tierras.
Los guatemaltecos lo comen con sal y limón, en dulce o simplemente sin ningún tipo de condimento. Pero también se ha convertido, poco a poco, en una fuente de ingreso de divisas.
De esa cuenta, el año pasado el país exportó cinco millones de libras —de las variedades Ataulfo, Tommy, Kent y Keitt—, principalmente a Estados Unidos.
Otra de las delicias de esta época son los jocotes, y cuyo fruto es nativo de Centroamérica y México. En los mercados destacan por su variedad de colores: rojo oscuro, rojo intenso, rojo, naranja, amarillo y verde.
Su producción se encuentra diseminada en la mayoría de departamentos del país, ya sea en plantaciones de monocultivo o compartiendo espacio con siembras de maíz, fríjol o café. Además, se utiliza mucho como cercos vivos y en los potreros, a modo de sombra para el ganado.
Durante el año se registran dos cosechas: de febrero a abril —época de verano— y de septiembre a noviembre —temporada de invierno—.