Ciudad de México es este domingo escenario de protestas opositoras, que reclaman principalmente por la creciente violencia criminal al cumplirse el primer año de gobierno del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, quien de su lado encabeza una celebración masiva con sus seguidores.
El mandatario de 66 años llega al primero de sus seis años de gobierno con una popularidad que se mantiene en niveles de 60 por ciento pero que se ha visto mermada en los últimos dos meses, sobre todo por el recrudecimiento de la violencia ligada al narcotráfico, principal preocupación de los mexicanos, según sondeos.
Ante decenas de miles de seguidores que se había congregado desde la mañana en el Zócalo (plaza central), López Obrador destacó que el combate a la corrupción, uno de sus estandartes, y la disminución de los gastos del gobierno ha permitido un mayor presupuesto para 2020 «sin aumentar impuestos».
«Esto es, en los hechos, la austeridad republicana», dijo.
Mientras, unos 10.000 opositores, según la policía local, marcharon por el turístico Paseo de la Reforma, en su mayoría vestidos de blanco y lanzando consignas de «¡ya basta!» ante el recrudecimiento de la violencia en el país, que López Obrador reconoce como uno de los mayores desafíos de su gobierno.
«Tenemos que cambiar todo, la estrategia [antidrogas] y entre todos tenemos que cambiarlo todo, ningún presidente puede resolver el problema de la violencia solo», dijo Julián LeBarón, líder de una comunidad mormona enlutada luego de que el 4 noviembre nueve de sus miembros, tres mujeres y seis niños, fueron masacrados por presuntos pistoleros del narcotráfico en el norteño estado de Sonora.
«¡Que cumpla lo que prometió [López Obrador], porque está haciendo todo lo contrario a lo que él prometió. Dijo que el 1 de diciembre de 2018 se iba acabar la inseguridad y está al alza», dijo a la AFP María Eugenia Jiménez, 63 años, en la marcha opositora.
Este primer año de gobierno de López Obrador coincide con un repunte en la violencia en el estado de Coahuila, donde una balacera entre fuerzas del orden y presuntos miembros del cartel del Noreste, surgido del violento grupo criminal Los Zetas, dejaron en las últimas horas 21 muertos, entre ellos cuatro policías.
Momentos difíciles
López Obrador evocó esta semana «la lamentable tragedia de la familia LeBarón» como uno de los momentos más difíciles que ha enfrentado en su primer año de gobierno y prometió «esclarecer los hechos para que haya justicia».
A raíz del ataque a los mormones, una comunidad de origen estadounidense pero establecida en el norte de México desde hace varias generaciones, el presidente Donald Trump dijo que designará como «organizaciones terroristas» a los carteles del narcotráfico, lo que en México ha sido interpretado como una potencial intervención de Washington, incluso armada.
López Obrador advirtió el viernes que «extranjeros armados no pueden intervenir» en México, aunque matizó que «no hay nada que temer» pues afirma que el presidente Trump siempre se ha mostrado «respetuoso» y que existe una relación de «amistad y cooperación» entre ambos.
El norte de México también fue escenario de la frustrada operación para capturar, el 17 de octubre, a Ovidio Guzmán, hijo del capo Joaquín «Chapo» Guzmán, condenado a cadena perpetua en Estados Unidos.
Militares detuvieron por momentos a Guzmán hijo en Culiacán, capital de Sinaloa, pero ante ataques de pistoleros del narcotráfico el gobierno tomó la polémica decisión de liberarlo.
«Mejor distribución de la riqueza»
Analistas señalan el estancamiento de la economía mexicana, que entró en recesión técnica al registrar un retroceso de 0,2% en el primero y segundo trimestre de este año y crecimiento nulo en el tercero, como otro de los grandes pendientes del mandatario.
El Banco de México (central) redujo nuevamente la semana pasada la expectativa de crecimiento del PIB, que ubicó en un rango de -0,2% y 0,2%.
«Todavía no ha habido el crecimiento económico como deseamos, pero existe una mejor distribución de la riqueza», dijo López Obrador en el acto callejero.
Los expertos estiman que algunas acciones del nuevo gobierno han desatado nerviosismo entre los inversionistas, principalmente la cancelación del millonario proyecto de un nuevo aeropuerto para Ciudad de México, que estaba avanzado en una tercera parte.
La demora en la aprobación del nuevo acuerdo comercial de Norteamérica, el T-MEC, por parte de Estados Unidos y Canadá también ha minado la confianza de los inversionistas.