Estados Unidos se prepara para nuevas movilizaciones este sábado, con una protesta que comenzaba a formarse en la mañana fuera de la Casa Blanca en una jornada también estará marcada por una ceremonia de despedida para George Floyd, cuya muerte suscitó un ola de manifestaciones no vista en décadas.
A cinco meses de las elecciones presidenciales y en un momento en que Estados Unidos todavía lucha contra el coronavirus, la muerte de Floyd, el 25 de mayo en Minneapolis después de que un policía blanco lo asfixió con la rodilla atizó el debate sobre las desigualdades que sufre la población negra.
El incidente abrió el debate sobre la brutalidad policial y las desigualdades que fueron agudizadas por la crisis de la pandemia, que mostró que los ciudadanos negros sufren tasas de mortalidad desproporcionadas, con mayores tasas de desempleo.
Se esperan movilizaciones en las grandes ciudades como Nueva York, Miami, Chicago o Los Angeles y este sábado miles de personas se manifestaron también en Londres, Pretoria, París, Berlín y Sídney, entre otras ciudades.
En Washington se esperan decenas de miles de personas en las calles, bajo un sol tenaz. Desde temprano había un importante dispositivo policial, especialmente cerca de la Casa Blanca, constataron periodistas de la AFP.
En la plaza La Fayette delante de la Casa Blanca – habitualmente un espacio para los turistas – está cerrado desde el fin de semana pasado tras una protesta que derivó en incidentes violentos y ahora hay una reja de varios metros para impedir el paso.
En Washington, la alcaldesa demócrata Muriel Bowser esta enfrentada con el presidente Donald Trump después de que el lunes el mandatario ordenara reprimir una protesta frente a la Casa Blanca.
El viernes la alcaldesa rebautizó este punto de la ciudad como Black Lives Matter (Las vidas negras importan) y un grupo de activistas pintaron ese mensaje en el pavimento con letras amarillas.
Después de que Floyd fuera homenajeado en Minneapolis, este sábado será despedido en Carolina del Norte, su estado natal, donde las autoridades ordenaron colocar las banderas a media asta.
Polémica por la actuación de la policía
En medio de las movilizaciones, aumenta el debate en Estados Unidos sobre la represión de las protestas, que son las más importantes desde la década de 1960 durante la época de la lucha por los derechos civiles.
La difusión de unas imágenes en Buffalo, Nueva York, que mostraban a un policía empujando a un anciano y un contingente de agentes pasando por el lado mientras el hombre sangraba por los oídos provocó indignación.
Esta serie de protestas plantea uno de los grandes desafíos a la tumultuosa presidencia de Trump. El mandatario condenó la muerte de Floyd pero también se refirió a los manifestantes como «matones» y «terroristas» y ha sido acusado de exacerbar las tensiones.
Una agrupación de derechos humano interpuso una demanda contra Trump después de que las fuerzas de seguridad dispararan gas lacrimógeno para dispersar una protesta pacífica el lunes para despejar el lugar para que el presidente posara delante de una iglesia que resultó dañada por las protestas.
El fin de semana pasado al margen de las protestas se produjeron disturbios, con saqueos. En Minneapolis el alcalde estimó que los daños sumaron 55 millones de dólares.
Estos desórdenes obligaron a las autoridades a decretar inéditos toques de queda que ya fueron levantados en Washington, Los Angeles y otras ciudades, pero Nueva York sigue con restricciones.
Estas manifestaciones se producen en un momento en que el país no ha superado la pandemia del coronavirus y muchos expertos han advertido que estas movilizaciones podrían atizar nuevos brotes.