Policías y manifestantes se enfrentaron el jueves en Quito durante protestas contra el fin de los subsidios a los combustibles que llevaron al gobierno de Ecuador a declarar el estado de excepción.
Paros, manifestaciones, ataques a cajeros automáticos y asaltos a almacenes se multiplicaron tras el corte de los subsidios pactado con el FMI y que implica fuertes aumentos del precio de la gasolina.
«Hasta el momento tenemos 21 policías heridos, hay 277 detenidos que han cometido actos vandalismo, que han atentado contra la propiedad», dijo el ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, en un balance nocturno.
El Servicio de Gestión de Riesgos reportó a su vez 14 civiles heridos en las manifestaciones.
Los transportistas señalaron que mantendrán su huelga, que inició el jueves en simultáneo con el aumento en hasta 123% de los precios del diésel y la gasolina, los más baratos y más utilizados en el país.
«Ratificamos continuar con la medida indefinidamente», declaró Carlos Brunis, líder de los taxistas de Quito.
El Ejecutivo resolvió extender hasta el viernes, por segundo día consecutivo, la suspensión de clases.
En Caracas el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se solidarizó con los manifestantes. «¡Basta de Paquetazos del FMI! ¡Basta de Miseria! #FuerzaEcuador», dijo en Twitter.
Acosado por un alto endeudamiento y falta de liquidez en la dolarizada economía, el gobierno del presidente Lenín Moreno pactó un millonario programa de créditos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que incluye el desmonte de esos subsidios, que demandaban 1.300 millones de dólares al año.
Miles de manifestantes se movilizaron en varias ciudades e incluso grupos ya exigen la salida de Moreno del poder en medio de enfrentamientos a piedra y bombas incendiarias con la policía.
Moreno tildó de «golpistas» a los transportistas en huelga y los acusó de querer desestabilizar a su gobierno.
El gobernante decretó al mediodía el estado de excepción por 60 días para «evitar el caos».
Sin embargo, en Quito, los manifestantes siguieron en las calles en un abierto desafío al Ejecutivo, que quedó facultado para emplear la fuerza armada en el control del orden público, restringir el derecho a la movilización o imponer la censura previa a los medios.
«¡Que se vaya el viejo (Moreno)! Si ahora sube la gasolina mañana será el gas (que mantiene el subsidio) que usamos todos. Eso no podemos permitir», dijo a la AFP Luz Aguirre, una desempleada de 47 años.
Las protestas se tornaron violentas. Con gases lacrimógenos y a la fuerza, la policía dispersó a grupos que reclamaban cerca de la sede del gobierno. Una veintena de periodistas, camarógrafos y fotógrafos fueron agredidos durante la cobertura de las manifestaciones, según la ONG Fundamedios.
El fantasma del derrocamiento
Sin un sólido apoyo en el Legislativo y las encuestas en contra, Moreno lidia con las primeras consecuencias del convenio con el FMI de marzo para obtener créditos por 4.209 millones de dólares.
Los transportistas pararon en varios puntos y universitarios salieron a las calles en Quito en el marco de la mayor huelga en Ecuador desde la llegada de la izquierda al poder en 2007.
Los autobuses y taxis dejaron de circular en varias ciudades a raíz de que el galón americano de diésel pasó de 1,03 dólares a 2,30 dólares y de gasolina corriente de 1,85 a 2,40 dólares.
Organizaciones de indígenas y sindicales también prevén protestar.
El malestar social evoca el pasado de inestabilidad en el pequeño país petrolero. Tres presidentes -dos de los cuales intentaron reajustes económicos- fueron derrocados entre 1996 y 2007.
Dura prueba, peor dilema
Se trata de una dura prueba para el gobierno de Moreno, que le achaca el deterioro de las finanzas públicas a su antecesor y exaliado Rafael Correa (2007-2017).
«Esperaría que estas protestas no tengan la presión para que el gobierno eche atrás las medidas», dijo a la AFP el politólogo Santiago Basabe, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
El sector del transporte demanda que se dejen sin efecto los aumentos o compensaciones económicas.
Además del FMI, otros organismos multilaterales también entregarán 6.070 millones de dólares en préstamos a Ecuador, que por falta de liquidez ha emitido bonos de deuda por más de 10.000 millones de dólares.
Su pasivo externo trepó en 47% en el actual gobierno (a 39.491 millones de dólares, 36,2% del PIB).