Hong Kong se vio sacudido este domingo por nuevos actos de violencia, después de que miles de manifestantes prodemocracia desafiaran la prohibición de protestar con la cara tapada, en unas marchas marcadas por los enfrentamientos con la policía y los actos vandálicos.
Los manifestantes se concentraron en los barrios del centro de la isla de Hong Kong y, del otro lado de la bahía, en la península de Kowloon, pese a la fuerte lluvia y a que buena parte de las estaciones de metro estuvieran cerradas.
Los manifestantes protestaban contra el recurso, por parte del Gobierno, a una ley de emergencia para prohibir el uso de máscaras en las concentraciones públicas.
La policía recurrió a los gases lacrimógenos para dispersar a la multitud, al tiempo que estallaban nuevos altercados entre los agentes y los manifestantes, que intentaban levantar barricadas.
Un taxista recibió una paliza en el barrio de Sham Shui Po tras haber golpeado a dos manifestantes con su vehículo. Éstas fueron atendidas por dos socorristas voluntarios antes de que llegara la policía, según un fotógrafo de la AFP. Una tercera mujer, atrapada entre el taxi y una tienda, fue apartada de allí por la multitud, mientras que un grupo de manifestantes destrozó el vehículo.
Contra los bancos chinos
Algunos manifestantes vandalizaron oficinas gubernamentales vecinas, así como sucursales de numerosos bancos chinos y estaciones de metro.
Por la noche, se izó una bandera de advertencia en el techo de un cuartel del Ejército Popular de Liberación, contra el que el algunos manifestantes apuntaron con rayos láser, según la cadena hongkonesa RTHK.
Este era el tercer día consecutivo de «flashmobs» y de movilizaciones no autorizadas desde que la jefa del Ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, recurriera, el viernes, a una ley de emergencia para prohibir que los manifestantes se tapen la cara en las protestas.
Esa misma noche, la decisión de la mandataria desencadenó en actos violentos y vandálicos contra la empresa adjudicataria del metro, MTR, a la que acusan de actuar en connivencia con el gobierno central chino.
El domingo, la Justicia de la excolonia británica rechazó el recurso que presentaron diputados prodemocracia hongkoneses contra ese fallo.
Sin servicio de metro
Desde hace cuatro meses, Hong Kong atraviesa su peor crisis política desde la retrocesión a China por parte de Londres, con manifestaciones casi diarias para denunciar una pérdida de libertades y la creciente influencia del gobierno chino en los asuntos de esa región semiautónoma, y también para exigir reformas democráticas.
El sábado, MTR suspendió la circulación del metro. El domingo, en cambio, decidió abrir 45 estaciones, informó la gestora, pero otras 48 seguían cerradas, sobre todo las situadas en los barrios donde tienen lugar las protestas, como los sectores turísticos del centro.
La ciudad, de 7,5 millones de habitantes, es extremadamente dependiente de la red de metro, uno de los más eficaces del mundo, que transporta a cuatro millones de personas al día.
Además, varias cadenas de supermercados y centros comerciales decidieron cerrar este domingo, algo muy inusual en esta aglomeración amante de las compras.
Los peores altercados ocurrieron el martes, cuando en China se celebraba el 70º aniversario de la instauración del régimen comunista. Por primera vez, un policía disparó una bala contra un manifestante, un estudiante de 18 años que resultó herido de gravedad.
El viernes por la noche, un adolescente de 14 también fue herido de bala por un policía vestido de civil.
«Futuro muy sombrío»
La ley de emergencia a la que recurrió el viernes Carrie Lam data de 1922, cuando Hong Kong era una colonia británica, y no había sido utilizada desde 1967.
El texto autoriza al ejecutivo a tomar «cualquier medida», sin que sea necesario el permiso de los legisladores, en el caso de que se produzca una situación de emergencia o de peligro para la población.
Lam recurrió a ella para prohibir el uso de máscaras en las marchas, que los manifestantes utilizan para esconder su identidad, pero también para protegerse de los gases lacrimógenos. Sin embargo, este domingo ignoraron la prohibición.
Con todo, Lam matizó que la utilización de esta ley no significa que se decrete el estado de emergencia.
La medida fue aplaudida por Pekín, mientras que los manifestantes y la oposición vieron en ella indicios de una deriva autoritaria por parte del gobierno.
«Si esta ley de emergencia es aprobada, el futuro de Hong Kong será muy sombrío», declaró este domingo a los periodistas el diputado Dennis Kwok, antes de que la Alta Corte comunicara su fallo.
La ola de protestas empezó en junio contra un proyecto de ley que buscaba autorizar las extradiciones a China continental. El texto fue abandonado a principios de septiembre, pero los manifestantes, que entretanto aumentaron sus reclamos, siguieron adelante con la movilización.