Violencia demencial en la Copa Sudamericana

  • Infierno en Avellaneda. El encuentro de vuelta por los octavos de final de la Copa Sudamericana 2025 entre Independiente y Universidad de Chile fue cancelado definitivamente luego de descontroladas escenas de violencia en las tribunas.

Al reanudarse el segundo tiempo, fans de Universidad de Chile iniciaron agresiones desde la tribuna visitante, lanzando butacas, proyectiles, botellas, destruyendo baños e incluso detonando bombas de estruendo.

Las fuerzas de seguridad no lograron contener la situación, y cuando algunos hinchas chilenos aún estaban presentes, miembros de la barra de Independiente irrumpieron en su espacio y desataron una caza brutal: golpearon, desnudaron, y en algunos casos empujaron a simpatizantes chilenos que cayeron desde las tribunas.

Testigos reportaron escenas estremecedoras: hinchas ensangrentados, personas desmayadas, y un menor de edad gravemente herido tras un golpe con un palo de madera.

Víctimas, detenidos y consecuencias

Se reportan al menos 10 heridos y entre 90 y 110 personas detenidas, en su mayoría simpatizantes de Universidad de Chile.

Algunas fuentes arrojaron cifras de incidentes más graves, incluyendo hasta 3 fallecidos, aunque aún no hay confirmación oficial.

El presidente chileno, Gabriel Boric, expresó su condena ante esta “locura” y la “irresponsabilidad” organizativa. Ordenó apoyo consular para los heridos y la protección de los detenidos.

El embajador de Chile en Argentina informó sobre al menos un compatriota hospitalizado en estado grave y garantizó asistencia consular a todos los detenidos.

Posición de la CONMEBOL

Conmebol emitió un comunicado oficial señalando que el partido fue cancelado, no suspendido, debido a la falta de garantías de seguridad por parte del club local y las autoridades encargadas.

El organismo anunció que el caso será derivado a sus órganos judiciales y disciplinares, donde se evaluarán sanciones que podrían incluir la repetición del partido, anulación del resultado o multas a los clubes y responsables.

Este episodio ha sido calificado como uno de los más graves de los últimos años en el fútbol sudamericano, marcando un antes y después en la discusión sobre seguridad en los estadios.