Un repunte de homicidios y ataques armados a policías y soldados por pandillas está incrementando la tensión en El Salvador en vísperas del cambio de presidente, señal según analistas de un reposicionamiento estratégico de las maras.
La escalada de violencia pandillera, que este este lunes incluyó un atentado explosivo en el que dos policías resultaron heridos, ocurre a pocas semanas de que asuma el presidente electo Nayib Bukele, el próximo 1 de junio.
“Con base en esa violencia, los grupos delincuenciales buscan presionar para negociar una especie de indeseable tregua con el gobierno”, declaró el profesor universitario Roberto Cañas.
El domingo, dos policías y tres efectivos del Ejército que se encontraban de licencia fueron asesinados por presuntos pandilleros en diferentes puntos del país.
“No hay nada que negociar con grupos de delincuentes, en toda sociedad la persona que comete un delito hay que capturarla y procesarla”, subrayó Cañas.
Las pandillas Barrio 18 y Mara Salvatrucha, las más numerosas y violentas de El Salvador, viven de las extorsiones, venta de droga y otros delitos, y tienen unos 70 mil miembros, de los cuales 16.400 están encarcelados.
El gobierno del expresidente Mauricio Funes (2009-2014), quien actualmente enfrenta cargos por corrupción, facilitó en el 2012 una tregua entre pandillas, lo que propició una fuerte reducción de los homicidios. El pacto se rompió pocos meses después.
Con esa tregua, las pandillas gozaron de un ambiente de seguridad flexible en las cárceles y calles, con lo cual se fortalecieron.
El año pasado, El Salvador registró 3.340 homicidios, 15 por ciento menos que en el 2017, aunque su tasa de 51 asesinatos por cada 100 mil habitantes lo mantiene como uno de los países sin guerra más violentos del mundo.
Los últimos ataques contra los efectivos de seguridad pusieron en alerta a la policía y el ejército, que instaron a sus miembros a adoptar “medidas de seguridad y de protección” con el fin de “evitar nuevas víctimas”.
En lo que va del año suman 15 policías y 10 militares asesinados por pandillas.
La muerte de los efectivos se produce en el marco de un repunte de homicidios a manos de la pandilla en las últimas dos semanas, que además entraron en pugnas por la recomposición de sus estructuras, según informes de la policía.
Pugna de poder
La escalada de violencia entre el 13 y 26 de abril dejó 191 homicidios, 70 por ciento de ellos son atribuidos a las pandillas por el Ministerio de Justicia y Seguridad.
Del 1 al 12 de abril, el país acumuló 80 homicidios, para un promedio de 6.6 por día, pero en las dos semanas siguientes la cifra llegó a 13.6 homicidios diarios.
Ante la muerte violenta de policías y soldados, Bukele urgió al gobierno actual a hacer algo de inmediato para evitar los atentados, a la vez adelantó que una vez asuma funciones impulsará iniciativas.
Tendremos que hacer un acuerdo nacional, con todos los sectores, si queremos salir del problema más grande (violencia criminal) que tenemos en nuestro país, escribió Bukele en Twitter.
Persistencia de las maras
Además, indicó que en su primer día en el Ejecutivo con su consejo de ministros enviará una propuesta integral a la Asamblea Legislativa para su rápida aprobación.
Las pandillas, en especial la Mara Salvatrucha y Barrio 18, se mantienen a pesar de redadas masivas que realiza la Policía.
“El gobierno debe dar prioridad a frenar el reclutamiento de más jóvenes a las pandillas”, advierte el coordinador de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador (CDHES), Miguel Montenegro.
En áreas rurales donde es mayor la pobreza, los jóvenes son reclutados con facilidad por las pandillas porque desconocen los riesgos.