El Viernes Santo es el día más solemne de la cristiandad, pues es cuando se conmemora la pasión, crucifixión y muerte de Jesús de Nazareth. Es una fecha importante para la iglesia católica, pero también para otros grupos cristianos —como ortodoxos, anglicanos, luteranos, metodistas, ortodoxos orientales, y evangélicos de diferentes denominaciones.
La fecha varía cada año, según el Computus, relacionada con la coincidencia de la Semana Santa en la primera luna llena posterior al equinoccio de primavera en el hemisferio norte.
En nuestro país, como es habitual –este año vuelven luego de la suspensión obligada por dos años a causa de la pandemia–, se llevan a cabo procesiones multitudinarias en las que yace una imagen de Jesucristo acompañadas casi siempre por una imagen de la Virgen María, San Juan y Santa María Magdalena, cargadas por hombres y mujeres, según la naturaleza del anda.
Durante la mañana del Viernes Santo, en múltiples lugares de todo el país se celebran procesiones de nazarenos desde muy temprano en la madrugada, siendo particularmente destacables las procesiones de nazarenos de la Ciudad de Guatemala y la de Antigua Guatemala, en las que se dan las mayores expresiones de fe de toda la Semana Santa en Guatemala, puesto que los guatemaltecos durante este día realizan prácticamente alfombras en todas las calles y avenidas por las cuales pasan los nazarenos y sepultados, calculándose que en este día, tan solo en sus tres ciudades principales, Ciudad de Guatemala, Quetzaltenango y Antigua Guatemala, se movilizarán más más de 3 millones de personas para presenciar el paso de tan imponentes andas.
Durante la mañana en la Antigua Guatemala y la Ciudad Capital salen dos procesiones ambas del Templo de Nuestra Señora de las Mercedes de cada ciudad en la que los nazarenos salen desde muy temprano en la madrugada hasta las 3 de la tarde hora en que deben ingresar a su templo, por ser la hora de la muerte de Jesús.
A partir de esa hora, los cucuruchos, cambian en el color morado de su ropa, por el negro de luto. En la Antigua Guatemala en la tarde del Viernes Santo, salen las procesiones de la del Señor Sepultado de la Escuela de Cristo, la del Cristo Sepultado de San José Catedral, y la del Cristo Yacente del Templo de San Felipe
En la Ciudad de Guatemala, en la tarde del Viernes Santo, salen 3 procesiones mayores. La del Señor Sepultado del Templo de la Recolección, una de las más queridas por la feligresía, la procesión del Cristo del Amor de la Basílica de Santo Domingo, la procesión más antigua de Latinoamérica, la procesión de el templo de San Francisco y la de la Parroquia de El Calvario, esta última siendo la procesión más grande del país y del mundo, siendo cargada por más de 150 cargadores en cada Turno.
Lo que dice la Biblia
El Evangelio de este día es uno de los más largos que se escuchan en los templos, por la descripción que se hace. Estos son algunos segmentos que describen el sufrimiento de Jesús a manos de los judíos.
Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, le ataron y le llevaron primero a casa de Anás, pues era suero de Caifás, el Sumo Sacerdote de aquel año. Caifás era el que aconsejó a los judíos que convenía que muriera un solo hombre por el pueblo.
Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo Sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo pasar a Pedro.La muchacha portera dice a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?» Dice él: «No lo soy.» Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque hacía frío, y se calentaban.
También Pedro estaba con ellos calentándose. El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le respondió: «He hablado abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas. ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he dicho.» Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?»Jesús le respondió: «Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?»
Anás entonces le envió atado al Sumo Sacerdote Caifás. Estaba allí Simón Pedro calentándose y le dijeron: «¿No eres tú también de sus discípulos?» El lo negó diciendo: «No lo soy.» Uno de los siervos del Sumo Sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dice: «¿No te vi yo en el huerto con él?» Pedro volvió a negar, y al instante cantó un gallo.
(…) Salió entonces Pilato fuera donde ellos y dijo: «¿Qué acusación traéis contra este hombre?» Ellos le respondieron: «Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado.» Pilato replicó: «Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra Ley.» Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos dar muerte a nadie.».
(…) Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?»Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?» Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?»36Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí.»
Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.». Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?» Y, dicho esto, volvió a salir donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en él.
Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad a uno por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judíos?». Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ése, no; a Barrabás!» Barrabás era un salteador. Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura;y, acercándose a él, le decían: «Salve, Rey de los judíos.» Y le daban bofetadas.
Volvió a salir Pilato y les dijo: «Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en él.»Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Díceles Pilato: «Aquí tenéis al hombre.»Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!» Les dice Pilato: «Tomadlo vosotros y crucificadle, porque yo ningún delito encuentro en él.»
Los judíos le replicaron: «Nosotros tenemos una Ley y según esa Ley debe morir, porque se tiene por Hijo de Dios.»8Cuando oyó Pilato estas palabras, se atemorizó aún más.9Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús: «¿De dónde eres tú?» Pero Jesús no le dio respuesta.10Dícele Pilato: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?»
Respondió Jesús: «No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado.»
Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron: «Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César.»13Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá.14Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey.». Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!». Les dice Pilato: «¿A vuestro Rey voy a crucificar?».Replicaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que el César.»Entonces se lo entregó para que fuera crucificado.
Tomaron, pues, a Jesús, y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota,y allí le crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo escrito era: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos.»
(…) Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas: «El Rey de los judíos», sino: «Este ha dicho: Yo soy Rey de los judíos»».Pilato respondió: «Lo que he escrito, lo he escrito.»
Los soldados, después que crucificaron a Jesús. (…) Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena.26Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: «Tengo sed.» Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca.30Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido.» E inclinando la cabeza entregó el espíritu. Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los cuerpos en la cruz el sábado – porque aquel sábado era muy solemne – rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran. Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas,34sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua.