Estos últimos tres días han sido de una lluvia casi permanente. En mi caso, he tenido de horizonte también el sonido constante de las olas del mar que uno está obligado a escuchar. Pero cuando uno se cansa de tanto oír y oír, ya no se oye, sino se ve.
Ese ver llover me trae a la mente la gran similitud que existe entre las organizaciones sociales y el fenómeno de la lluvia. Especialmente grato es hacer esta comparación entre el ver llover de estos días, con los últimos sucesos que convirtieron a Guatemala en el líder de la conquista de los valores de la sociedad civil en América Latina, en los últimos meses. Varios amigos que viajaron, unos a Colombia y otros al Brasil, me lo confirmaron: Bienvenidos guatemaltecos, ustedes son ejemplo para el mundo.
Sucede que uno no puede dejar de sorprenderse cuando mira al cielo, tapado de nubes grises, casi negras, que vaticinan días de lluvia. Entonces, uno se pregunta: ¿cómo se sostiene en el cielo esa enorme cantidad de agua, que si fuera líquida, necesitaría estar soportada por grandes estructuras de concreto? ¿Qué es lo que la naturaleza, con esas grandes bolsas repletas de agua que van flotando en el cielo, nos quiere decir? ¿Acaso no son esas nubes grises, casi negras, uno de los ejemplos más grandes de la vida para todos los seres humanos que habitamos esta bendita tierra?
Para mí, lo que ocurrió entre los meses de abril a septiembre de este año en la Plaza de la Constitución de Guatemala, se puede comparar con el fenómeno atmosférico de acumular grandes cantidades de agua en estado gaseoso en las nubes.
Cuando las gotas de agua están en su forma líquida, están separadas unas de otras y, en el lenguaje de la física moderna, se puede decir que su estado líquido es su lado estable. Están en equilbrio. Pero cuando las gotas de agua están en su forma gaseosa; es decir, son nubes, no están separadas unas de otras, y se puede decir que su estado gaseoso es su lado inestable. Están fuera de equilibrio.
Este mismo texto lo puedo reproducir con las mismas palabras, pero cambiando la imagen hacia lo que ocurrió en Guatemala en esos 5 meses de nuestra historia.
Veamos: cuando la gente está en su forma de ser individual, cada uno está separado de los otros. En el lenguaje de la física moderna, se puede decir que la forma individual de ser es nuestro lado estable -así vivimos el día a día, en equilibrio-. Pero cuando la gente asume su forma colectiva y se agrupa para protestar en la Plaza de la Constitución, y son como las nubes, nadie está separado del otro, y sale a relucir el lado inestable del ser humanos. ¡Qué lindo¡ ¡somos como las nubes! No necesitamos grandes estructuras de concreto para soportar nuestro peso, porque nuestro lado inestable se combina bien con el viento, y volamos. Estamos en desequilibrio.
Si nos queda alguna duda de la certeza de estas frases, los invito a que reflexionen sobre una de las frases más contundentes de la física moderna de hoy, que fue escrita por uno de los personajes más importantes del siglo pasado: Ilya Prigogine -Premio Nobel de Química, 1977-.
Él dijo: “In equilibrium each molecule can see only its immediate neighbours. Out of equilibrium the system can see the totality of the system. One could almost say that matter in equilibrium is blind, and out of equilibrium it starts to see.” The Philosophy of Instability
Cuando llegamos a descubrir que, desde el punto de vista formal, tenemos dos formas de organizar nuestra manera de ser, aparecen ante nuestros ojos dos formas de vida que están a nuestra disposición: una, ser nube y vivir en la inestabilidad; y otra, ser gota de agua y vivir en la estabilidad. Si le pasa a las nubes con sus lluvias, ¿por qué no es este modo de ver la naturaleza también aplicable a nosotros los seres humanos?
Ahora voy a traducir al español la frase de Prigogine, con el objetivo de aclarar más el tema: “En equilibrio cada molécula puede ver nada más a sus vecinos inmediatos. Fuera de equilibrio, el sistema puede ver la totalidad del sistema. Uno puede decir que la materia en equilibrio es ciega, mientras que fuera de equilibrio comienza a ver.”
Nuestra relación con el agua en su estado líquido es inmediata. La ponemos en un vaso y la bebemos. Pero la relación con el agua en estado de nube y de gas no nos dice nada más que retarnos a que descubramos que también nosotros, durante esos 5 meses que vivimos del lado de nuestra conciencia colectiva, fuimos como esas nubes cargadas de agua que estoy viendo ahora y que van flotando en el aire sin necesitar que nada las soporte.
En nuestra vida normal somos como gotas de agua en equilibrio. Pero cuando nos unimos por una causa común, podemos convertirnos en tormenta.