Las baldas reservadas para el calzado de los fieles están ahora llenas de pasta, galletas y botellas de aceite. Cerrada por el coronavirus, una mezquita de Estambul se ha transformado en un pequeño supermercado gratuito para los más necesitados.
Los afiches colocados en las ventanas de la mezquita invitan a potenciales mecenas a que ayuden y a los necesitados, a servirse.
Situada en el distrito de Sariyer en Estambul, la mezquita Dedeman, cerrada para la oración colectiva como el resto de los lugares de culto en Turquía para evitar la propagación de la epidemia de covid-19, se ha transformado en un centro de distribución de ayuda por iniciativa de su joven imán, Abdulsamet Cakir, de 33 años.
«Tras la suspensión de la oración, tuve esta idea de revivir la mezquita dando a la gente pudiente la oportunidad de ayudar a los necesitados», explica el religioso.
Cuando van acabando las provisiones en las estanterías, el imán recorre el espacio entre la sala de oración, en la que se apilan productos alimentarios y detergentes, y el vestíbulo donde los ordena en las baldas.
AFP / Bulent Kilic Abdulsamet Cakir, imán de la mezquita de Dedeman, en el distrito de Sariyer de Estambul, reconvertida en supermercado gratuito para personas necesitadas, carga unas cajas.
Abdulsamet Cakir dice que su iniciativa se inspira en la «sadaka tasi», una especie de estela con una cavidad en la que se depositaban las limosnas destinadas a los más pobres en la época del imperio otomano.
«Nos hemos inspirado de la tradición de +sadaka tasi+ de nuestros antepasados, en esta ocasión llenando las baldas de nuestra mezquita con las ayudas ofrecidas por los que tienen los medios», dice.
La epidemia de covid-19 ha causado más de 2.200 muertos y 95.000 infectados en Turquía, de ellos la mitad en Estambul.
Donaciones en especie
Los que deseen beneficiarse de la ayuda deben inscribirse en una hoja colgada del muro exterior dejando un número de teléfono. Si las autoridades locales aprueban la solicitud, reciben un mensaje invitándolos a pasar a la mezquita donde cada beneficiario tiene derecho a ocho productos.
Guleser Ocak, de 50 años, ha acudido a la mezquita en cuanto recibió el mensaje en su teléfono.
«Realmente lo necesito. Mi marido no trabaja. Yo hago limpieza en casas pero debido al virus nadie me llama», dice a la AFP.
El imán ya tiene 900 beneficiarios inscritos en su lista y sirve a 120 por día para evitar las aglomeraciones en la mezquita, debido a las exigencias de distanciamiento social.
Solo dos personas obligadas a llevar mascarilla pueden entrar al vestíbulo al mismo tiempo, mientras el resto espera en el exterior distanciados unos de otros.
«Pedimos a 15 personas que vengan cada media hora para evitar que se forme una fila larga, dice el imán. «Hacemos lo que podemos para ayudar a nuestros hermanos y hermanas en el respeto de su dignidad», dice.
La mezquita solo acepta donaciones que serán distribuidas a los necesitados, independientemente que las ofrezcan particulares o empresas que las fabrican.
Las estanterías están llenas de productos alimentarios y de limpieza ofrecidos por donantes de Turquía pero también del extranjero.»Un hermano que vive en Francia ha hecho un pedido por internet y la hecho entregar en la mezquita», dice el imán.
Para Duygu Kesimoglu, de 29 años, la ayuda ofrecida por la mezquita le ha caído del cielo, ya que el mes de ayuno y oración de ramadán empieza esta semana.
«Desgraciadamente estoy sin empleo y no logro encontrar nada por el virus. Sin trabajo, no hay dinero, por lo que esta ayuda es bienvenida», dice la joven.