Por Klaus Blume (dpa)
Quienes nacieron en Alemania después del cambio de milenio no conocen otra jefa de Gobierno que Angela Merkel. Se dice que los niños alemanes preguntan de cuándo en cuándo a sus padres: «¿Un hombre también puede ser canciller?»
Merkel, doctora en física, gobierna la mayor economía de Europa desde 2005 y en estos 16 años ha dejado su impronta tanto en su país como en el continente.
En la que probablemente fue la última visita oficial de Merkel a Washington, el presidente estadounidense Joe Biden dijo que su desempeño como canciller de Alemania tiene «carácter histórico». Casi nadie está en desacuerdo con esta frase.
Merkel es la primera alemana oriental y también la primera mujer en revestir el cargo. Ganó cuatro elecciones generales, condujo a Alemania durante la crisis financiera del euro y tuvo que enfrentarse a numerosas críticas por su gestión de la llegada masiva de refugiados en 2015-2016.
Tras los malos resultados de su partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), en las elecciones regionales de octubre de 2018, la veterana líder de los conservadores anunció que no volvería a presentarse como candidata a la cancillería en 2021, y cumplió su palabra.
Fue la caída del Muro de Berlín en 1989 la que llevó a la científica Merkel a entrar en la escena política. Había nacido en 1954 en Hamburgo, en el norte de la República Federal de Alemania, pero su padre, un pastor protestante, se trasladó con la familia a la República Democrática Alemana (RDA) porque en la Alemania comunista había pocos pastores.
Merkel creció en el noreste de la RDA, en Brandeburgo, y estudió física en Leipzig. Según afirma su página web, optó deliberadamente por las ciencias naturales porque los dirigentes comunistas podían interferir poco en las leyes de la naturaleza. Más tarde trabajó en la Academia de Ciencias de Berlín Oriental.
Tras la Caída del Muro, se unió al movimiento «Amanecer Democrático», que luego pasó a formar parte de la CDU.
Tras la reunificación de Alemania, el canciller Helmut Kohl la nombró ministra de Asuntos de la Mujer en 1991 y ministra de Medio Ambiente en 1994. Merkel se distanció públicamente del patriarca de la CDU cuando este se vio envuelto en un escándalo de donaciones al partido.
En 2000 asumió la presidencia de la CDU, y dos años después también ocupó el cargo de jefa del grupo parlamentario de la CDU/CSU, convirtiéndose así en líder de la oposición durante el gobierno del socialdemócrata Gerhard Schröder.
La alianza conservadora CDU y su socia bávara CSU ganaron las elecciones de 2005 con su candidata Merkel por un margen extremadamente estrecho, por lo que formó gobierno en coalición con los socialdemócratas. El 22 de noviembre de 2005, Merkel juró por primera vez como canciller.
Los años de Merkel en el poder incluyeron primero la crisis financiera internacional originada en Estados Unidos y luego la crisis de la deuda del euro.
Merkel se granjeó renombre internacional como gestora de la crisis europea pero su insistencia en un estricta política de austeridad también le deparó hostilidad, especialmente en el sur del continente.
«Si el euro fracasa, Europa fracasa», afirmó en 2011.
El poder de Merkel tambaleó con la llegada masiva de refugiados en 2015 y 2016. Su decisión de no cerrar las fronteras alemanas a los refugiados de la guerra de Siria y otros países de Oriente Medio y la posterior afluencia de cientos de miles de solicitantes de asilo le costó popularidad.
La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que hasta entonces estaba enzarzada en luchas internas, experimentó un nuevo auge, y los cánticos de «Merkel debe irse» aumentaron también dentro de su propio grupo parlamentario.
«Hemos conseguido mucho: ¡podemos lograrlo!», dijo Merkel a finales del verano de 2015 sobre los retos que se avecinaban.
Cifras recientes de la Agencia Federal de Empleo muestran lo difícil que es la integración de los inmigrantes, según las cuales el 65 por ciento de todos los sirios en edad de trabajar que residen en Alemania viven total o parcialmente de las prestaciones sociales.
Los índices de popularidad de Merkel se recuperaron con la caída del número de refugiados tras el acuerdo sobre migrantes firmado entre la Unión Europea y Turquía en 2016.
Las conservadoras CDU/CSU volvieron a ganar las elecciones de 2017, aunque con su peor resultado desde 1949, mientras que la populista AfD entró por primera vez en el Parlamento nacional, quedando en tercer lugar con el 12,6 por ciento de los votos.
Merkel dio varios golpes de timón, por ejemplo en materia de energía nuclear. Se opuso a la eliminación de la energía nuclear dispuesta por el Ejecutivo socialdemócrata y revirtió esta decisión al gobernar con los liberales a partir de 2009.
Pero solo un poco más tarde, revocó su propia decisión tras la catástrofe nuclear de Fukushima en 2011, y votó a favor de cerrar gradualmente todas las centrales nucleares de Alemania hasta finales de 2022.
También promovió la abolición del servicio militar obligatorio, considerado durante mucho tiempo un pilar de la política conservadora.
Poco antes de terminar su tercer mandato en 2017, dejó el camino allanado para que el Parlamento votase sobre el matrimonio igualitario. Ella misma votó en contra, pero gracias al apoyo de su propio partido, la moción se convirtió en ley en Alemania.
Los críticos conservadores acusan a Merkel de haberse escorado demasiado hacia la izquierda. Sin embargo, en 12 de sus 16 años de mandato Merkel tuvo que gobernar con sus adversarios políticos -los socialdemócratas- y, por tanto, hacer una serie de concesiones.
Esto se aplica, por ejemplo, al salario mínimo, que los democristianos no querían pero que los socialdemócratas exigieron como condición para formar gobierno en 2013.
Kohl, fallecido en 2017, llamó en su momento a la joven ministra su «chica». Ya siendo jefa de Gobierno, muchos la apodaron «Mutti», «mamá» en alemán.
Las manos de Merkel formando un rombo se convirtieron en su gesto distintivo. «Ya me conocen», dijo a los telespectadores antes de las elecciones de 2013, y en la siguiente campaña electoral también anunció que se presentaba para continuar en el cargo.
En privado, sin embargo, los alemanes conocen muy poco a su canciller saliente.
Tras las elecciones del 26 de septiembre, Merkel seguirá en el cargo hasta que se constituya el nuevo Parlamento un mes después. Continuará al mando como canciller en funciones hasta que se forme un nuevo gobierno, lo que puede llevar tiempo.
La mujer más poderosa de Europa se retira a los 67 años. ¿Cómo vivirá Angela Merkel alejada de la política después de tantos años? «Sabré qué hacer con mi tiempo», dijo en su última rueda anual de prensa, sin revelar detalles.