Según datos de ACNUR, la pandemia de COVID-19 ha aumentado trata de personas y explotación sexual
Una de cada cinco mujeres desplazadas dentro de sus propios países han sufrido violencia sexual, según datos proporcionados este jueves por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que ha instado a abordar el impacto de la violencia machista en mujeres y niñas refugiadas, desplazadas y apátridas.
Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, ACNUR ha puesto el foco en que la pandemia de COVID-19 ha agravado la situación y, desde Afganistán y Colombia hasta República Democrática del Congo (RDC), las mujeres y niñas han sufrido «mayores estragos» a causa de los daños provocados por los conflictos, el desplazamiento y la COVID-19.
Desde marzo del año pasado, ACNUR ha alertado de que, a raíz de la pandemia, han aumentado la violencia familiar, los matrimonios infantiles, la trata de personas, los abusos y la explotación sexual. Al mismo tiempo, se han erosionado logros que fueron difíciles de alcanzar en materia de igualdad de género.
«Abordar la violencia de género requiere de una respuesta conjunta en la que participen donantes, autoridades nacionales, socios humanitarios y sociedad civil, así como comunidades desplazadas forzosas, que incluyen mujeres, hombres, niñas y niños», ha señalado la agencia de la ONU.
Por ello, y con motivo de la conmemoración del trigésimo aniversario de la campaña de 16 días de activismo contra la violencia de género, ACNUR ha hecho un llamamiento para que las autoridades nacionales y locales se esfuercen por garantizar y proteger los derechos de las mujeres y niñas refugiadas, apátridas y desplazadas internas.
«Las personas desplazadas forzosas y las personas apátridas también deben ser incluidas en las respuestas nacionales a la violencia de género», ha incidido, al tiempo que ha indicado que «los perpetradores deben ser castigados y quienes sobreviven a este tipo de violencia deben recibir apoyo para sanar y recuperarse».
Por otro lado, ACNUR ha apuntado a la necesidad de más fondos para financiar los programas humanitarios que buscan erradicar la violencia de género, con proyectos de empoderamiento femenino y servicios de respuesta para supervivientes. El apoyo debe canalizarse para que llegue a quienes trabajan en la primera línea, incorporando a grupos y organizaciones lideradas por mujeres desplazadas. «Para erradicar la violencia de género se requieren acciones que sean congruentes con el discurso», ha remachado.