Sus grandes hojas parecen difíciles de manejar a primera vista, pero la acelga se puede preparar en poco tiempo. Un breve paso por la sartén o cocidas brevemente en agua caliente es suficiente para que esta verdura se ablande y esté lista.
Según la Asociación Federal alemana de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas, las hojas de acelga recuerdan a las espinacas, pero tienen un sabor más intenso y algo ácido.
Varidad
Existen diferentes tipos, pero dos variedades son las que suelen llegar al supermercado y ambas difieren tanto visualmente como en el sabor. Una de penca más estrecha y otra de penca más ancha. La de penca estrecha suele tener hojas más grandes y anchas y un sabor particularmente intenso.
La acelga con el tallo más ancho y acanalado tiene la hoja más pequeña. A veces es de color rosa rojizo, amarillo, naranja o incluso blanco.
No importa si es un tipo u otro de acelga, la cuestión es que este vegetal no se conserva bien mucho tiempo.
Es mejor cocinar la acelga inmediatamente después de comprarla poniéndola en la olla o en la sartén. Se sirve como guarnición. Las hojas se pueden cocinar rellenas de carne picada, por ejemplo.
Otro consejo: si considera que el ligero amargor de la acelga es demasiado pronunciado, simplemente añada un poco de nata o una pizca de azúcar. Así se consigue un efecto neutralizador.