Sin perder un instante su concentración, Maryam Salem revuelve el contenido de una olla enorme: trigo, especias, mucho azúcar y almendras. Ya se acercan las festividades navideñas, pero es en homenaje a Santa Bárbara que esta cristiana de la aldea palestina de Abud prepara este postre típico.
Maryam primero remoja el trigo en agua durante 24 horas. Luego lo calienta a fuego lento y agrega anís, hinojo, canela, almendras, uvas y mucho, mucho azúcar.
«Hasta que todo esté bien mezclado», dice ella. Ese postre se prepara con motivo del 17 de diciembre, cuando se recuerda a Santa Bárbara quien se negó a abdicar de su fe en el siglo III, según el calendario cristiano ortodoxo.
Hija de un pagano, la niña se había convertido en secreto al cristianismo. Su padre descubrió su nueva religión y la asesinó, para luego morir a su vez, alcanzado por un rayo divino.
Para el padre Emmanuel Awwad, que oficia en la iglesia ortodoxa griega en Abud, Cisjordania ocupada, los detalles de esta historia sugieren que la escena final tuvo lugar en la aldea palestina. Otros lo ubican en Baalbeck, en el actual Líbano.
Procesión y velas
Durante 12 años, Maryam Salem ha estado preparando el postre asociado con estas festividades. Las celebraciones comenzaron la noche anterior, con una oración en la iglesia.
Sacerdotes y habitantes, cristianos y musulmanes, descienden por las calles del pueblo, entre olivos y cactus, mientras jóvenes tocan la gaita y el tambor.
La procesión termina al pie de la tumba de la santa, en una colina rocosa desde donde, cuando el cielo está despejado, se puede ver el Mar Mediterráneo.
Los palestinos luego encienden velas en la bóveda oscura para honrar el recuerdo de Santa Bárbara. Una forma de «reafirmar sus vínculos con esta tierra», asegura el padre Awwad.
En los asentamientos israelíes en los territorios palestinos –que el derecho internacional considera ilegales– viven cerca de 400.000 colonos que coexisten con dificultad con más de 2,7 millones de palestinos.
En 2002, durante la Intifada palestina, las fuerzas israelíes volaron la tumba de Santa Bárbara, argumentando que se «usó para preparar operaciones comando», dijo Hanna Jury, jefa del consejo municipal de Abud.
El ejército luego se disculpó, alegando que no había tenido en cuenta la importancia religiosa del sitio.
Para Hamzah al Aqrabawi, investigador del patrimonio cultural palestino, el postre de Santa Bárbara no sólo está reservado para los cristianos.
Los musulmanes también lo disfrutan después de observar seis días de ayuno o en otras ocasiones. Las festividades de Santa Bárbara «son un ritual popular que los campesinos palestinos han mantenido» durante unos 1.800 años, agregó.
Con apenas ocho años, y envuelto en un keffiyej –la bufanda tradicional– Riad Zaarur, espera con impaciencia que se sirva el postre. «Es lo mejor durante estas festividades», dijo, sonriendo.